El paro en nuestro país es del 23,4 % , más del doble de la UE, en Alemania es del 4,7 % y en Francia del 10,2 %. Hay cinco regiones españolas con las tasas de mayor paro de toda Europa, entre ellas Andalucía. Somos los líderes de Europa en paro juvenil, el doble de la tasa española con un 53 % y en Ceuta el 72,7 %. Existe el riesgo de un paro juvenil endémico. La tasa de paro de larga duración (doce meses o más) llegó en 2013 al 62 % y 1,27 millones de parados no habían podido incorporarse al mercado laboral. Solo descienden los parados que acumulan unos meses de trabajo. El éxodo de españoles por el mundo crece un 50 % en los últimos cinco años (2,18 millones y en 2014 fueron 124.995).

Esta dramática situación, casi endémica, responde a varias causas: vulneración de las leyes básicas de la economía y de la ética, acentuación de una crisis donde lo bueno tarda en llegar y lo malo no acaba de irse, el escenario de un doble proceso de corrupción unido a impunidad, por parte de los grandes partidos, incumplimiento de leyes y en especial de la Constitución con el agravante de la modificación del artículo 135, exceso de cargos políticos, particularmente asesores, trasformados en amigos de confianza más que en expertos, desviación de prioridades para abordar negocios en la construcción y sanidad y, cómo no, un austericidio proveniente de la UE con implicación en la reducción de salarios y por lo tanto, del gasto y consumo. También una deuda que se encuentra a niveles del PIB. Fracaso de la reforma laboral como nueva estructura que favorece a unos determinados empresarios y empobrece a los trabajadores. Implicaciones en la corrupción de los sindicatos.

Hay que añadir la falta de competitividad agravada por el adoctrinamiento Wert. Falta de competencia en la interpretación de las nuevas necesidades sociales. Disparidades en la relación de los mercados y las débiles decisiones democráticas, las acciones de usura, manipulación y corrupción de ciertos bancos, sobre todo de las cajas de ahorros, ligadas y utilizadas por políticos importantes tanto en sus cargos como en sus niveles de corrupción. A este proceso no ha sido ajena parte de la ciudadanía que ha votado a sabiendas corrupción al ser un criterio compartido o, en el mejor de los casos, ignorado.

El menosprecio a la contratación de jóvenes y mujeres ha causado graves daños en la estructura familiar, donde una vez más la generosidad y la responsabilidad de los abuelos les ha llevado a compartir su pensión y su esfuerzo para mantener a hijos y nietos y servir de guardería en múltiples ocasiones. Las consecuencias abarcan a la estructura familiar, a la imposibilidad de realizar cotizaciones a la Seguridad Social que posteriormente redundarán en las pensiones de los mayores y de esta forma a la privatización de éstas con el consiguiente derrumbamiento del criterio de Estado solidario y del deterioro de la dignidad de las personas como viene expresándose en las marchas por la dignidad.

Las soluciones existen a escala europea y estatal y deben ser estructurales. También a nivel municipal, aunque de forma más modesta pero posibles si se enfocan con talento y prioridad social. Las acciones deben mejorar la competitividad y la calidad del trabajo, deben responder a necesidades sociales, algunas de ellas con actuaciones agudas orientadas a combatir la desigualdad y ayudar a los más vulnerables. Hay que fomentar la cohesión y convergencia a nivel regional e invertir en la formación profesional y en una educación basada en un pensamiento crítico y humanístico. Las fuerzas que compartan algunos de estos criterios o la totalidad, procuren no disparar sobre ellos mismos, porque esto no suele derivar de una posición crítica, sino más bien de una incompetencia generada sobre un resentimiento de prejuicios no asimilados. Los pueblos que no miran a sus generaciones de arriba y de abajo no tienen futuro, pero tampoco presente.

El objetivo cuantitativo es llegar a la media de paro en la UE donde estamos situados en tercer lugar con más tasa de paro, solo por detrás de Bosnia Herzegovina (28,6 %) y Macedonia (29,7 %).