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Julio Monreal

Oportunidades para forrarse

En el banquillo del juicio de Terra Mítica, 35 personas responden de la acusación de haberse lucrado ilegalmente con el parque. Es el juicio a una época de oportunidades

Lo grave no es que el parque temático Terra Mítica se planteara por parte del expresidente Zaplana y los empresarios turísticos y sobre la marcha, como declaró ayer el máximo responsable de la sociedad hace 17 años, se fuera viendo cuál era el coste. Lo realmente grave de este caso es que la instrucción apunta a que un numeroso grupo de personas, industriales en su mayoría, utilizaron el recinto de atracciones para escanciarse dinero por obras que no se hacían o por importes superiores a los reales. De ahí que las penas que la fiscalía de Valencia pida sean tan elevadas que ha instado a que se retire el pasaporte a los 35 acusados por riesgo de fuga.

Ha pasado tanto tiempo que la sociedad valenciana consciente, aquella a la que le importa combatir el despilfarro de forma activa, no de boquilla en las notas de prensa, convive amodorrada con uno de los primeros juicios en los que realmente se sienta en el banquillo la época de las oportunidades, las de forrarse. Si el instructor de la causa fuera el balear José Castro, es un decir, el expresidente de Terra Mítica Luis Esteban estaría cargado de cadenas por declarar que había un proyecto de parque y el gasto se iba improvisando, además de subrayar, como todo buen presidente de empresa pública o semipública, que él no decidía nada, que todo lo fraguaban sus subordinados en el consejo de administración y que el recinto iba a costar 41.000 millones de pesetas y la factura se cerró en 51.000 sin la intervención de ningún arquitecto de Benimàmet ni nada.

Por fortuna, hoy el parque continúa abierto, ya en manos de una empresa privada y en buena situación en relación con sus competidores, demostrando que era una magnífica idea a la que se adhirieron muchas ilusiones y, por desgracia, algunos chorizos. Al menos hoy se puede comentar lo que se hizo mal, e incluso depurar responsabilidades si las hay. Entonces, poner en cuestión algo de Terra Mítica era cosa de antivalencianos, en una actitud precursora de la ley de señas de identidad.

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