He conocido una iniciativa que me reconcilia con la realidad, pero la de verdad, no la que nos tiene contaminados por la avaricia del capital, la soberbia social y la corrupción moral simbolizadas por Rodrigo Rato y al menos 704 sujetos más que se acogieron a la amnistía fiscal promovida por el PP de Montoro, para blanquear dinero no declarado. Se trata de la juegaterapia, una iniciativa que nació en 2010 a manos de Mónica Esteban, que al llevar una Play Station al hijo de una amiga que recibía quimioterapia en el hospital vio cómo el pequeño se animaba y afrontaba su enfermedad con una sonrisa. A partir de ahí creó una fundación que recoge consolas fijas y portátiles que la gente ya no usa y las dona a hospitales con oncología infantil. Cada consola lleva una etiqueta con los datos del donante para que el niño pueda mandarle lo que desee como agradecimiento. La fundación actúa en toda España redecorando las salas donde pasan tantas horas estos niños, realizando actividades, salidas, renovando televisores. Se afanan además en construir jardines artificiales en zonas de azoteas en desuso en los recintos hospitalarios para que los niños ingresados tengan un lugar de esparcimiento al aire libre. En breve empezarán a ejecutar «El jardín de mi hospi» en La Fe de Valencia, que ha sido elaborado de forma solidaria por los arquitectos Lorena del Río e Iñaki Carnicero. Su lema es «La quimio jugando se pasa volando...». De nuevo, la iniciativa particular adelanta por la izquierda a la pública.
