Nos hemos equivocado. Los empresarios, tras una etapa bochornosa de retroceso en los derechos de los valencianos y al borde de un proceso electoral decisivo, han llegado a la conclusión de que necesitan una fuerza política nacionalista para reivindicar los intereses de los valencianos. Joaquim Reig Rodríguez, financiero y empresario de primer nivel, continuador de Ignasi Villalonga „presidente del Banco de Valencia, de Cepsa, Dragados, Macosa o Aumar„ ya dijo en 1932, como director del Centre de Cultura Valenciana, que «valencianisme és l´instint indestructible de consevació de la personalitat del País Valencià; le defensa dels seus drets; el propòsit de laborar per la prosperitat, per el progrès i per la llibertat del nostre poble. El valencianisme és un cas de dignitat col·lectiva, que té un fort ressò en el pit dels intel·lectuals amb cor, en els dels que volen suprimir les misèries del viure dels nostres mariners, dels nostres llauradors i dels nostres jornalers i en el d´aquells que somnien en portar idèes i sentiments nous a la corrent universal».

La perspectiva de que las próximas elecciones del 24 de mayo configuren una distribución plural de poder ha descolocado a las cúpulas empresariales. Acostumbrados a un marco político de mayorías a lo largo de más de tres décadas, el horizonte probable de alianzas para gobernar, abre un tiempo nuevo. Los más audaces establecen opciones de diálogo para el entendimiento. Es notable el alejamiento entre los interlocutores políticos y los representantes empresariales visibles. No es menor la tensión que se percibe por ser comicios municipales y autonómicos los que se avecinan, en cuyos ámbitos se mueve una extensa red de inversiones, concursos y contratas. Es la hora de las relaciones personales y de la capacidad de negociación en un escenario distinto en el que cambian las reglas del juego.

El panorama de connivencia quedó al descubierto con la eclosión en Valencia del caso Naseiro (1990), tesorero de Alianza Popular con Fraga Iribarne. El fundador del PP se hacía acompañar por el tesorero y exdiputado Ángel Sanchis Perales, conectado con los ribetes de la trama del tesorero y exsenador Luis Bárcenas en la recaudación, asignación y desvío de fondos de dinero opaco. Los partidos dominantes se repartían las comisiones como buenos amigos. A finales de 1989 había estallado en la Comunitat Valenciana el primer caso Blasco que desembocó en la expulsión de Rafael Blasco del PSPV, gestionada personalmente por Joan Lerma en Ferraz.

Después de las próximas elecciones se recompondrán las relaciones entre empresas y organismos públicos. No han digerido la idea los que podrían dejar el poder ni se constata que quienes han vivido a su calor asuman que nada será como antes. Es un error estratégico y de posicionamiento. El tráfico clientelar constituye un arraigado hábito de comportamiento que llevará a la desaparición de unas empresas y a la remodelación de otras, en su forma de operar y en los directivos.

Se inicia la campaña electoral para los próximos comicios. Sorprende la ausencia de los representantes empresariales en las comparecencias de partidos emergentes que, como Podemos o Compromís, pueden ser decisivos en las alianzas de gobierno. Mónica Oltra, partidaria de la creatividad a la valenciana, acepta que barrerá les Corts, si es preciso y si así lo deciden los electores, aunque con dignidad. Éste no es el papel que les asignan los sondeos, como tampoco es el que se presiente para Ciudadanos, por el ala conservadora.

Empresarios y políticos harían bien en prepararse para lo que suceda a partir del 25 de mayo. No es misión de las entidades económico-empresariales plantear decálogos a los partidos políticos para su asunción en los programas electorales. Hay dos esferas delimitadas, la política y la económica. Ambas están obligadas a dialogar y a entenderse. Como se confirma en el desconcierto actual, los políticos pasan y las empresas permanecen. Su función y su responsabilidad son diferentes. Yerra el empresario que liga su suerte a una facción política determinada y prostituyen su misión los políticos que se involucran con intereses empresariales o buscan las puertas giratorias para amarrar su futuro, al estilo Grau.

El próximo 24M serán las urnas las que emitirán su veredicto. De ahí saldrá la nueva forma de hacer política, que avanzaron las elecciones europeas y que confirmarán las generales a finales de 2015. Acertarán los empresarios que actualicen los hábitos, las proridades, los procedimientos, la sensibilidad y los perfiles de sus líderes, antes de que lo tengan que hacer por fuerza, a tenor de las renovadas exigencias. La manera de afrontar la compleja situación de la autonomía autóctona pasa por soluciones a la valenciana, sin servidumbre ni cerrazón.