La renovación del contrato de José Luis Gayà empieza a convertirse en el primer gran problema de la nueva administración del club. Peter Lim ha manifestado que su gran ilusión es volver a la disputa de la Liga de Campeones y, al tiempo, se está mostrando como un dirigente que amarra los dineros. Es decir, nada de alegrías como antaño. Nada de despilfarros. Ha demostrado que lo suyo son las grandes negociaciones sobre asuntos importantes. Verbigracia: la compra de las acciones de la Fundación y la cancelación de la deuda con el Ayuntamiento.
Lim es empresario que sabe manejar los dineros y los tiempos. Las acciones de la Fundación en la que manda, como en el club, las pagará a plazos. El primero ha sido de 22 millones de euros lo que denota que sabe aprovechar el momento en que ha de echar su cuarto a espadas. La deuda del Ayuntamiento se cancelará, también a plazos, hasta 2024. El club cede unas parcelas y ya ha pagado, con gran contento de doña Rita Barberá, 990.000 euros. El resto de los 19,6 millones los irá aportando con la fórmula de los aplazamientos, como hacía Alejandro Soler para que media Valencia pudiera adquirir frigoríficos y televisores.
Lim no suelta los dineros como se suele esperar de un caballo blanco. Como hizo Wanda Jianlig en el Atlético de Madrid, que puso 45 millones de euros sobre la mesa, aunque con ello no es accionista mayoritario. La época de los grandes fastos acabó y es peligroso volver a ella. Si se quiere tener un equipo competitivo, que pinte algo en Europa y que aspire a los títulos españoles, es fundamental no vender. Tampoco lo es comprar sin ton ni son. Pagar con la alegría con que se fichó a Enzo Pérez no parece que vaya a ser la constante, salvo que Meriton acepte todas y cada una de las propuestas de Jorge Mendes, la segunda parte de la parte contratante.
La familia Toldrá ha ganado más pesetas y euros del Valencia que la mitad de los grandes jugadores del club puestos en fila. Ahora, tiene la oportunidad de bregar por Gayà y llevará el caso hasta el extremo. Si Lim quiere un gran equipo, como anuncian siempre sus turiferarios, es indudable que Gayà es importante en el proyecto. Desde el punto de vista de la imagen valencianista, del «sentiment», si es que no se le quiere enterrar definitivamente, hay que mantener al jugador.
Es más rentable acceder a emolumentos que compensen a Gayà y a los Toldrá, que aceptar fichar, pongamos por caso, a Falcao, que ya está en la cuesta abajo y hay que buscarle nuevo acomodo después de pasar por Oporto, Atlético de Madrid, Mónaco y Manchester United.
Al presidente, gratamente recordado, Arturo Tuzón, le cantaron aquello de «Arturo saca los duros». No se me ocurre que copla cantarían a Salvo y Lim si Gayà saliera del club.
