Ya se sabe que si alguien está necesitado de comentarios públicos para que le suban la autoestima, lo más efectivo es cambiar la foto de perfil de Facebook para así coleccionar un buen número de me gusta y comentarios del tipo guapa/o por parte de tus seguidores. Otra opción muy recomendable es pasar por la peluquería y lucir un nuevo corte a la espera de que aquellos que se cruzan en tu día a día se den cuenta de tu cambio de look y te pregunten aquello que tanto deseas?¿Qué te has hecho en el pelo? Algo así le ha pasado a la reina pero a lo bestia, porque no son las vecinas ni compañeros de trabajo los que comentan el nuevo aspecto sino un país entero, volcado en la que sin duda se ha convertido en la imagen frívola de la semana. Una melena al estilo bob „que me hace pensar en un viejo chiste que no pienso recordar en estas líneas para no restarle glamour a la columna„ es capaz de generar casi tantos titulares como los de la detención de un ex ministro aficionado a tomarle el pelo y algo más a la gente.
Letizia estrena look y la masa mediática ruge para expresar lo bien que le sienta y en muchos casos para analizar y relacionar a través de la estética lo que no se puede conseguir de una consorte que no concede entrevistas, lo cual entiendo perfectamente aunque no comparto. Inmersos en la dinámica de la especulación, toda la que puede dar de sí un golpe de tijera, he llegado a leer que la intención de tal atrevimiento estilístico es lanzar un mensaje de seguridad y modernidad. Contemplemos la posibilidad de que a lo mejor lo ha hecho porque simplemente le ha dado la real gana. Y es que si eres reina y reduces tu melena, muchos tacharán el cambio de radical, no imagino que se diría si se tintase el cabello a lo Rosa María Calaf, seguramente ya estaríamos hablando en términos de revolución.
