La muy extensa que ahora ocupa la sala de exposiciones del Ayuntamiento es, en gran medida, el descubrimiento de un pintor de calidad extrema, que va más allá de las escenas costumbristas para erigirse en auténtico cronista de su tiempo: el tránsito del siglo XIX al XX. Cuadros que denuncian lacras sociales y situaciones de desamparo o explotación, incluso pederastia, hallan en los pinceles de Antoni Fillol un vigor palpitante, plasmado con realismo minucioso y enfoques plásticos, que „como en el titulado Después de la refriega„ sorprenden por su modernidad.
La muestra, nutrida en abundancia de colecciones particulares, así como de lienzos traídos del Museo del Prado (entre ellos el retrato de Blasco Ibáñez) es una oportunidad única de enfrentarse a la obra de un artista de personalidad incisiva, diferenciada de otros congéneres de su época. Junto a las pinturas de grandes dimensiones, admiran los pequeños y deliciosos formatos, los sutiles „y pioneros„ paisajes de la Albufera y las atinadas ilustraciones que Fillol realizó para libros y revistas, entre ellas una preciosa portada de la publicación fallera Pensat i fet, de 1925, impregnada de las corrientes art-déco lo mismo que algunas tablillas de sugestivo trazo y color.
Javier Pérez Rojas, comisario de la exposición, ha logrado reunir un conjunto amplio y excelente de obras del pintor valenciano, mostrando incluso cuadros en proceso de restauración, que suman un aporte testimonial. Creo que el público ha sido consciente de la importancia de la muestra, a juzgar por la numerosa y significativa asistencia a su inauguración. A Mayrén Beneyto se añadían nombres representativos: Felipe Garín, la directora del Museo San Pío V Paz Olmos, la del Instituto de Restauración Carmen Pérez, y la Secretaria Autonómica de Cultura Julia Climent. Personajes conocidos: Juan Lagardera, Ricardo Bellveser, Juan Antonio Murgui. Presencia femenina: Amparo Corell, baronesa de Alaquàs, Marisa Marín, Mercedes Carreras, Ángela Pla, Mercedes Devesa. Y figuras del mundo artístico: pintores veteranos como Ribera Berenguer y Javier Calvo, y pintores jóvenes, afines a la iniciativa «Russafa Art» y los galeristas Mª José, Teresa y Alejandro Segrelles.
Merece visitarse con detenimiento esta exposición, que supone la recuperación de Antonio Fillol, singular y positivo valor de la pintura valenciana.
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