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Cocodrilos

Habíamos que el Mediterráneo es la frontera entre el continente más pobre de la Tierra y el más rico? ¿Sabíamos que una chispa salta, de modo inexorable, entre dos polos próximos y cargados de fuerza de distinto signo? ¿Era ya constante, desde hace mucho, el chisporroteo mortal entre esos polos? ¿Habíamos hecho algo realmente serio para tratar de que la fuerza de los polos tendiera al equilibrio? ¿Era inteligente pensar que de la desolación y muerte que dejan detrás las bombas usadas para destruir un enemigo odioso (como en Libia) surgiese un país democrático, en paz y en orden? ¿Tiene algo que ver con los valores que Europa predica el que, cuando llega la crisis económica, sus naciones reduzcan los presupuestos para cooperación en porcentaje todavía mayor que el de la propia recesión? Ahora llegan los llantos, lágrimas de cocodrilo.

La ladera de abajo. Desde el punto de vista material, entre Europa y África hay una ladera inclinada, pero de mineral muy firme, pues apenas se desprende riqueza de ella. Desde el punto de vista demográfico, hay una ladera inclinada y de material mucho más inestable, que amenaza un corrimiento de tierras. Aunque bajo nuestra moral de lo políticamente correcto no se pueden equiparar economía y vidas humanas, esa moral es pura hipocresía, o sea, basura. No hace falta siquiera sentirse solidarios, y basta con volverse realistas de una vez, para entender que por la fuerza de las cosas, que en este caso es la fuerza de la gravedad, o Europa empieza a derramar riqueza hacia África, para integrarla poco a poco en el desarrollo, o la ladera demográfica irá derramándose cada vez más hacia Europa, por la fuerza inexorable de la geología.

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