Hacía esta semana Alberto Rey, con quien no suelo estar de acuerdo, una reflexión que, sin embargo, me convenció. Hablaba de Vis a Vis, la serie que Antena 3 estrenó tal día como hoy hace una semana, y se preguntaba si, en realidad, hacer buenas series era tan fácil como la nueva creación de Atresmedia. Porque Vis a Vis no es ninguna maravilla, y podríamos discutir días y días „bueno, vale, igual horas y horas„?sobre su parecido, pretendido o no, real o no, con el exitazo de hace un par de años Orange is the New Black, pero la realidad es que Vis a Vis no es nada del otro mundo, pero consigue pasar con nota el examen de los seriéfilos más exigentes pese a que no es nada nuevo.
Esperad... ¿o sí? Como veis, todo son incógnitas. Vis a Vis no es nada nuevos... para quienes hemos visto las dos temporadas, una sobresaliente, la otra mediocre, de la serie de Netflix. Pero el espectador que se sentó el lunes, y que lo hará hoy, ante la televisión para ver las aventuras de Maggie Civantos, cuyo parecido con Julie Bowen es casi sobrenatural, no ha visto OITNB. O sí, pero en su amplia mayoría son espectadores distintos. Ya sabéis eso que se dice de que un seriéfilo no ve la tele, aunque se pase el día viendo la tele. Así que en este sentido Vis a Vis es todo lo rompedora que puede ser para los sufridos espectadores de Bajo sospecha, Aquí no hay quien viva o El secreto de Puente Viejo.
Por mi parte, me la quedo. Y detecto cierto cambio de tendencia en las productoras audiovisuales españolas, que comienzan a apostar por series cuidadas y muy elaboradas, que van más allá de lo que siempre ha funcionado, la comedia castiza, que parece que cada vez funciona menos. Así que nada, bienvenidos seais todos aquellos que entráis al mundo de las series de calidad con El Ministerio o esta novísima pero esperanzadora Vis a Vis. Cuando descubráis HBO o Netflix, vais a flipar.
