Al final de la película La caída del Imperio Romano se asiste a una subasta entre candidatos a suceder al césar de Roma, mientras arde la pira. Era una parábola clara sobre la decadencia, sobre el poder y EE UU manejada con tiento. La tengo presente cuando oigo a los candidatos(o sus portavoces) hacer las propuestas en esta era mediática, en la que todo se pregona. Lo más socorrido es añadir que abren así un debate. No pasan muchos días, lo más pocas semanas, y la han corregido. Recortes de las propuestas tan cacareadas, rectificaciones en su cálculo o redefinición de su alcance. La salida en tromba de los candidatos tiene mucho de top manta, un remix de cuanto ofrecieron otros partidos en otras épocas y circunstancias. Aunque desean que suene a nuevo o a solución. A veces, por prudencia o vergüenza, dicen que es un paliativo.

Hay cheques para quienes no ganen un salario digno (supongo que consideran que sería así el de 1.000 euros, puesto que el de ahora está más bajo, entre ofertas de trabajo temporal, de indefinido pero no a jornada completa o de pocos días y horas a la semana). Se ha criticado que ayudaría a que los empresarios pagaran siempre menos y que ya el Estado añadiría hasta cumplir la cifra y resultaría un freno y no un estímulo. Otros han planteado subir el salario mínimo interprofesional (la mitad del que es legal con Merkel en Alemania y menos de la tercera parte del de Suiza). Hace poco se reunieron patronal y sindicatos para un acuerdo sobre aumentar el sueldo y no hubo tal.

Hay una propuesta a la vez de Podemos y de UGT para dar a todos una renta mínima. Los del nuevo partido han desandado parte de la idea que lanzaron ante las europeas y ven que no hay fondo para extenderla y hacerla universal a cualquier español. Que el parado de larga duración obtenga una ayuda y reciba cursos para mejorar su preparación es lógico, pero lo de darle 1.200 euros para formarse (Ciudadanos lo expone así) es como pagar a quienes los impartan (ya, según ley del PP, no deciden ni sindicatos ni patronal).

Los obispos se han excusado por no haberse ocupado de la pobreza, por ese umbral que han cruzado millones de españoles, más de 2 millones de familias, y piden que el Gobierno mire por solucionarlo y ponga medios. Más bien ha hecho lo contrario, con recortes sucesivos en lo social y en lo del paro (menos cantidad a percibir para desocupados, menos plazo de tiempo para disfrutarlo). No van contra nadie y siguen la doctrina social de la Iglesia. A buenas horas€ cuando la legislatura agoniza (¿hasta septiembre o noviembre?).

Hay un 3 por ciento de votos que deciden quien será el primero, segundo y tercero, y puede entrar en juego y hacer pactos, haciendo realidad parte de esos portentosos programas. Según los atraiga uno u otro partido, se verá refrendado lo suficiente para ser protagonista. Luego vendrán las rebajas.