Felipe González cada vez se parece más a un expresidente de Gobierno modélico. De hecho, ya cumple tres de los requisitos indispensables: haber sido presidente del Gobierno, haberse ido de una multinacional y meterse con otros expresidentes. Estar vivo también es importante. José María Aznar cumple sólo dos. Sigue amamantado ahí en algunos consejos de grandes compañías. José Luis Rodríguez Zapatero sólo pude exhibir haber ostentado el cargo. Pobre balance, no está en ninguna gran empresa y no arremete contra nadie. Bueno, tampoco está muerto. Eso, si zascandilear por Cuba o Hispanoamérica y reivindicar su legado económico puede considerarse como no ofensivo para mente alguna.

Cuando los expresidentes se meten también con líderes en activo debemos colegir que se aburren. O quieren volver o ven poco efectivos a los dirigentes actuales de su partido. O los llama Susana Grisso. González salió de buena mañana en Antena 3 pulcro y en forma, cano, tranquilo, encorbatado y dispuesto. Allí reiteró una tesis que trata de poner en boga y circulación: Pablo Iglesias y Aznar se parecen. No es fácil colegir a quién quiere (joder) más. Meter en el mismo saco a estas dos figuras no sabemos si tiene como objetivo empequeñecer al vallisoletano o engrandecer al de la coleta, si bien parece dar a entender que son inferiores a él. La historia lo dirá. Claro que no estaremos aquí para verlo. La historia suele decir las cosas claras cuando los bisnietos de los protagonistas van a la guardería.

Entretanto, hay coyuntura y programas de televisión. Estaría bien que Ana Rosa llamara a Aznar. Zapatero está en la fase aún de llamar él. González dijo no saber si apoyará a Pedro Sánchez. Parece que no lo quiere en el club de expresidentes. No sabemos si Mariano Rajoy está presto a ingresar en él. De momento, contra su costumbre, se mostró el otro día amable y cachondón en un coloquio desayuno, donde afirmó inclusive con contundencia, que quiere volver a ser candidato. A ver si va a querer ser consejero de Gas Natural y está el pobre ahí disimulando y haciendo como que le importa la situación económica. No va a los programas matinales. Albert Rivera sí va a todos. También a los nocturnos y a los regionales. Antes todos lo ignoraban. Ahora, nadie lo ataca. Incluso se libra de las comparaciones malévolas de González. Tan activo ahora.