La solidaridad es la verdadera Marca España. Esta es una afirmación que oímos con frecuencia, y donde se confirma que los ciudadanos de este país sabemos dar un paso adelante cuando es necesario. Se dijo por innumerables medios de comunicación internacionales ante la admirable reacción que tuvimos frente al desastre del Prestige, el 11M, el terremoto de Lorca o el gravísimo accidente ferroviario en Galicia. Lo afirmó en su día el alto comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, para referirse a la solidaridad del tejido social familiar para aguantar los efectos de la crisis económica y la existencia de un paro que supera el 25 % de la población activa. Lo demuestran las cifras de la solidaridad, con cinco millones de voluntarios, que en los últimos años ha aumentado un 20% para colaborar en la atención de colectivos más vulnerables. Se ve incluso en los gestos más sencillos, a la vez que importantes, como la movilización para ayudar a que la pequeña Nayra pueda ser operada en Estados Unidos de su cardiopatía congénita. En definitiva, y haciendo mías las palabras de la directora gerente de la Plataforma del Voluntariado de España, Mar Amate, «cuanto peor estamos, más sacamos lo mejor de nosotros mismos».

Esa solidaridad, que todos asumimos como un deber de ciudadanía y responsabilidad, parece que se diluye cuando nos la pide el ministro Montoro en este mes de mayo. Iniciada la campaña de la declaración de la renta, resulta poco estimulante ver como el Gobierno nos insiste respecto de nuestras obligaciones tributarias, mientras sigue aumentando la lista de corruptos y de aquellos que meten la mano en la caja común.

Descargado el programa PADRE, y con la calculadora en la mano, creo que lo único que nos puede satisfacer es pensar que tenemos la posibilidad de marcar la X solidaria, compatible totalmente con la casilla de la Iglesia, y donde se destina el 0,7 % de nuestros impuestos a proyectos sociales, sin que ello nos cueste nada. Como dice la campaña emprendida este año por las grandes plataformas asociativas, con ello conseguimos poner en marcha 1.236 programas de acción social, desarrollados por 469 entidades que beneficiarán a casi 6 millones de personas vulnerables o en riesgo de exclusión social. Sin embargo, es necesario seguir trabajando para convencer a ese 29 % que no marcó ninguna casilla en el ejercicio pasado, puesto que con un simple gesto nos convertirnos en contribuyente activo solidario y seguimos apostando por nuestra mejor Marca España.