En la carrera electoral no hay orden ni reglas, excepto correr y correr tras salvar un mar de lágrimas. Y guardar la ropa. Hay reyes, artistócratas, cortesanos y republicanos, pequeños burgueses, asalariados, estresados, rebeldes, jueces, cuerdos y locos, inmigrantes y hasta un pasota abstencionista.
En la orilla se improvisa una asamblea, se supone que popular e igualitaria. El más veterano trata de imponerse, sin éxito. Luego toma la palabra la persona de mayor autoridad. Pero finalmente es un personaje imposible, charlatán y embaucador el que termina proponiendo la carrera. ¿Y quién gana? Todos los participantes. La cosa termina con un juicio, y una rata.
La carrera electoral es el tercer capítulo de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, obra que cumple 150 años. ¿O qué habían pensado?