Hace años que el día después de las elecciones autonómicas y locales no había concitado tanta expectación en la Comunitat Valenciana. Hemos vivido una campaña muy reñida y con un resultado incierto: nuestros políticos van a tener que sudar mucho la camiseta para conformar mayorías suficientes que les permitan gobernar. En cualquier caso, lo más destacado del próximo 25 de mayo estará en boca de Rus y Fabra, para saber hasta dónde van a ser capaces de concretar sus amenazas.

En general, parece que los políticos se han empeñado en que estas elecciones sean especialmente recordadas, no sólo por la crisis del bipartidismo o la supuesta regeneración democrática a la que muchos apelan, sino por el amplio anecdotario que ya nos han dejado, y lo que todavía está por llegar. Como recordaremos, rompió el hielo la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, a quien en plena precampaña se le escapó que «hemos trabajado mucho para saquear a nuestro país». Esperanza Aguirre no podía ser menos, y afirmó que todos en el PP habían cobrado sobresueldos excepto ella y Gallardón. A partir de ahí, nos encontramos con los mercatches a Rita Barberá, el desafinado Pablo Iglesias tarareando la marcha imperial de la Guerra de las galaxias, o Albert Rivera y sus candidatos con sorpresa.

Pero oese a todo, lo que ha marcado de principio a fin la campaña electoral han sido las informaciones publicadas en primicia por Levante-EMV sobre el caso Rus. Estas grabaciones han provocado un reguero de escándalos, acusaciones y cese de altos cargos populares, después de que día sí y día también, oyéramos las mordidas que presuntamente se repartían. Como bien señaló Rajoy, y siguiendo con ese tono irónico al que nos tiene acostumbrados, en España pocos se acuerdan de la recesión o del paro, cuando contamos con una clase política que se esfuerza tanto en desviar la atención hacia la corrupción. El cese fulminante del presidente del PP en Valencia, apartado a empujones de la foto que Rajoy tenía que hacerse en la plaza de toros de Valencia, parece que es sólo el principio de una dura batalla política y judicial. Es difícil pronosticar un resultado electoral y si traerá consigo un período de negociaciones o pactos, que sería incluso saludable por higiene democrática; pero lo bien cierto es que no nos libraremos de los titulares sobre corrupción. El primero de ellos, quizás el duelo entre Rus y Fabra del 25 de mayo.