La semana anterior estuve tentado de hablar de Anclados, que Telecinco estrenó el lunes. Pero como no tenía nada bueno que decir, decidí callarme y hablar de ella con conocimiento de causa. Es algo que muchos de los que hablamos de series, sea donde sea, deberíamos hacer más a menudo. Si no, parece que odiemos todo y que no nos guste nada, como una especie de Boyero con Twitter (¿os lo imagináis? Da miedo... Bueno, en realidad lo que tiene, pero no lo usa. Que menos mal, también os lo digo).
El caso es que la semana pasada me puse con Anclados cuando ya no pude encontrar excusas: recoger la habitación, emparejar calcetines, cambiar toda la ropa del armario varias veces „eso no pasó pero para que os hagáis una idea de lo desesperado que estaba por no ver Anclados„. Y, ¡oh sorpresa! No está tan mal como parecía.
He de reconocer que lo que me hizo ponerme con ella fue ver un chiste en internet en el que uno de los protagonistas, el chino catalán que encarna Alberto Jo Lee, le dice a otro personaje, la pija insoportable que interpreta Ursula Corberó, que Valencia era la Cataluña del sur. A mí eso me dio igual, pero descubrí que el chiste me hacía gracia y que salía Corberó. Así que me puse con ella. Y me gustó.
Seamos sinceros. No va a ser una serie de culto y probablemente no llegue a las chorrocientas temporadas de Aída, cuyos creadores están detrás de Anclados, pero la vida en un crucero tan cutre como deben ser los cruceros „que siempre me han parecido muy de cartón piedra„ que tiene que recuperar el prestigio perdido tras provocar la famosa fractura de cadera de Juan Carlos de Borbón con la estela del barco „se supone que el exmonarca cayó al mar„ me sedujo. Habrá que ver. Ojalá sea más Con el culo al aire y menos Aída o Los Serrano, que a veces este tipo de series no vienen mal para alejarnos de la gravedad.
