Aquí os escribe estas líneas un ciudadano más al borde de un ataque de nervios ante el espectáculo televisado de aquellos que aspiran a gobernar nuestra autonomía en los próximos cuatro años. Una representación que ha creado un nuevo género, el drama pacto. Porque la paz entre los que han sido llamados por los signos divinos del electorado, ha durado menos que el programa de Buruaga, ya cancelado. Así de claro lo ha dejado TVE en un comunicado después de tres emisiones y el poco afecto demostrado por los espectadores. Más interés suscita las horas de infarto que vivimos desde el martes y los muchos minutos de televisión protagonizados por los representantes de las futuras e inciertas coaliciones.
Si fuese el director de alguna de las tertulias televisivas que inundan nuestra parrilla de cada día, estaría encantado ante este Juego de Tronos convertido en reallity con tintes de culebrón venezolano y que tan buenos resultados ofrece en términos de audiencia. Pero como ciudadano ilusionado y decepcionado cual bipolar según se suceden los acontecimientos, la cosa cambia mucho. Ese te quiero pero te odio, ni contigo ni sin ti, amantes invitados, cena con el enemigo, tramas con nudos y sin desenlaces que me obligaron a evadirme de la realidad más próxima para lanzarme, quién me lo iba a decir, a los brazos de Jorge Javier y sus supervivientes hambrientos. Una tal Suhaila y sus compañeros también discuten, lo hacen entre ellos como si no hubiese mañana.
Pero eso sí, las cosas se las dicen a la cara y mostrando intensa vehemencia ante temas banales que no afectan al futuro de aquello que quiero y me rodea. Todo un bálsamo el entretenimiento de Mediaset para estos días de pactar en tiempos revueltos. Porque lo demás es sufrimiento, poco merecido e innecesario para el espectador valenciano sin carné que no entiende de buenos y malos. Y mientras espero impaciente un final feliz, he decidido legitimar a la cadena amiga para calmar mi ansiedad en forma de distensión y evasión. Esta noche toca La Voz, me ayudará y seguro que resulta más saludable que un diazepam
