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La mutación

Maite Pérez y Salva Costa, matrimonio, son alcaldes de Albalat dels Tarongers y Gilet, respectivamente. Cuatro kilómetros separan las poblaciones y, a pesar de convivir, no defienden idearios discordantes sino que comparten siglas socialistas. Dentro de nada comprobarán cómo la oposición los acusa de compincharse para colocar plenos escalonados y poder atender de ese modo a la criatura de 3 años. Más que ensalzar programas, se apresuraron por si acaso a poner por las nubes a las respectivas suegras. Hablando de abuelas, qué poco ha disfrutado Carmena de su adiós a la jubilación. Con lo a gusto que debía pasar los domingos leyendo a Vargas Llosa, ya que andamos con movidas, y tener en este caso en cambio que irse a La Sexta a aguantar el tipo mientras te meten los dedos en la boca. Como ella misma ensalzó su independencia de Podemos, no hace falta ser un lince para intuir que, más que por lo ocurrido, debe encontrarse dando botes ante lo que aún le falte por descubrir. De momento ya ha podido comprobar que Pablo Iglesias no le ha allanado el camino instando a los suyos a que desde el primer minuto diesen ejemplo. No es igual que cuando Rajoy mandó a Bárcenas aquellos guasás animándolo a que aguantara, ya que en sus filas nunca se ha tenido la pureza como prioridad. El sociata Agustín Navarro sí y por eso dio la espalda a algún que otro tunante durante la ceremonia de relevo, puesto que él es todo un virtuoso y de ahí que se apropiase de la alcaldía tiempo atrás mediante el clásico y proverbial marujazo benidormí. Cuán extendido se encuentra en 2015 el carnaval. Tanta mutación del percal ha traído sus traumas. Así el exregidor pepero castellonense Alfonso Bataller, aunque retomará profesión tras anunciar su retirada política, tendrá complicado despegarse a los suyos. Es que es anestesista.

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