Anoche los concursantes del equipo UEP!! llegaron a las cien participaciones en ¡Boom!, un día después de que el programa haya cumplido doscientas ediciones. Imagino que lo celebraron ganando una vez más a sus rivales y quedando a las puertas de ganar el bote. Si no fue así, desde aquí mi homenaje. Pero si se ha cumplido el centenario guión en las tardes de Antena 3, aprovecho para pedir que le vayan preparando a la historia un final feliz, antes de que acabemos hasta los ueps de pura envidia.
Lo mucho cansa, aunque no a los cuatro mallorquines que se pasean más por el concurso que por casa. Sin ganar aún el bote que merecen, de más de 800.000 euros, ya acumulan medio millón de ganancias a base de desactivar bombas y sufrir sus explosiones. Juanra Bonet ya no sabe qué preguntarles ni qué gracieta hacer tras tantas horas compartidas. Tres de los cuatro integrantes de UEP!! trabajaban juntos en la empresa que los despidió y quieren montar un restaurante. O sea, emprendedores a la española.
El concurso se ha consolidado antes del informativo nocturno de Antena 3. Mejoró con la remodelación de las pruebas y probablemente le han ayudado estos jugadores eternos con tan buena cultura general. Muchas tardes veo solo el final de ¡Boom! para saber si Cati, Neus, Xisco y Xavi se llevan el bote o vuelven a casa a reemprender su vida. La primera parte del concurso es más lenta e interesa poco, igual que en Pasapalabra. Todo se dirime al final, sea un rosco o una bomba. La gracia está en conseguir que juguemos en casa y Protágoras, por ejemplo, nos estropee el premio gordo. A los de la EGB ni siquiera nos queda el consuelo de culpar a Wert de nuestra incultura filosófica.
