Después de escuchar las intervenciones de los parlamentarios de las nuevas Corts Valencianes en la sesión de investidura del presidente Ximo Puig, tuve la sensación de que la política había vuelto como herramienta para resolver los problemas de nuestra sociedad. Estamos en una época en la que la ideología había sido desplazada por considerarla inservible y del pasado. Las medidas que se han tomado estos años de crisis han sido todas económicas. ¡Como si la economía no tuviera ideología! De ahí mi satisfacción al observar que en esta primera sesión parlamentaria fueran las personas las protagonistas y no los datos macroeconómicos. Por ello UGT-PV da la bienvenida a una etapa en la que esperamos que las políticas progresistas nos lleven de nuevo a una sociedad más justa, en la que la riqueza esté redistribuida, se actúe con valores de equidad y de igualdad de oportunidades, y por que la defensa del interés general esté por encima de cualquier interés privado.

Desde este sindicato hemos demandado medidas urgentes que den respuesta a la emergencia social en la que vivimos, para acto seguido poner todos nuestros esfuerzos en desarrollar un nuevo modelo productivo que desde el crecimiento ordenado nos permita salir del desempleo y la precariedad laboral, que es el origen de esta pobreza de nuevo cuño. A este sindicato no le valdrán, ni le valen, las odas al crecimiento en datos macroeconómicos en forma de PIB. Hay países muy ricos con ciudadanos muy pobres. En nuestro caso, tenemos trabajadores que trabajan el día entero que necesitan acudir a las ayudas públicas. Estos son mayoritariamente los empleos que se han estado creando en nuestra Comunitat.

El diálogo entre la Administración y los agentes sociales tiene que ser continuo para poner en marcha un nuevo modelo productivo sostenible en el tiempo si no queremos hacer crónica las situaciones de pobreza como las que se viven en la actualidad. Porque nuevas crisis han de llegar y de lo que se trata es de que nuestro tejido productivo no se disuelva como un azucarillo. Para conseguirlo, se necesita también valentía. Hasta ahora, toda la legislación desarrollada, entre las que se encuentran las dos reformas laborales, tiene a los empresarios y sus organizaciones como inspiradores y siempre beneficiarios de las nuevas leyes. Desde 2010, lo que hemos visto es la constitucionalización de un orden ideológico ultraliberal, en el que la norma no ha creado empleo pero sí lo ha transformado. Y ahí estamos un lustro después: en la precariedad laboral y la pobreza de la clase trabajadora.

En este nuevo tiempo que se inicia no tienen cabida los empleos de mala calidad. Es el momento de corregir las políticas que se han desarrollado en estos últimos cuatro años, como la del emprendedor. Con ella, el Gobierno ha querido traspasar su responsabilidad de crear empleo al trabajador, poniendo en marcha una de las máximas del capitalismo extremista: que cada uno se busque la vida. Y así, un rosario de desatinos que nos han traído hasta esta realidad.

Valoren ustedes: la primera medida del nuevo ejecutivo ha sido abrir comedores en verano porque sino uno de cada cuatro niños y niñas no podrían comer. Esto demuestra hasta dónde habíamos caído.