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Como una reina

Mónica Oltra sale en Interviu. ¿Desnuda? No, pero para más adelante tampoco lo descarta. En la cabecera comprometida con lo que todo quisque sabe que está comprometida, la vice desliza que con siete años ya tenía claro que quería ser abogada. Qué miedo. Luego se deja cortejar por el ambiente frívolo del couché y, al apostar por el sitio más raro donde lo ha hecho, recurre al muy simbólico campo de naranjos, lo que significa que ni a la hora de hacer mención a un desfogue difícil de olvidar pierde el tiempo. También apunta que su marido lleva coleta y que, en cuanto a mujeres que le parezcan sexys, las formas frías y distantes de Tania Sánchez le ponen. O sea que, por si quedaba la más mínima duda sobre inminentes alianzas, blanco y en botella. El ménage está servido y quién sabe si se queda corto. Sí, porque a continuación Mónica no descarta el sexo con una mujer «pues depende de las circunstancias. No está entre mis prioridades, pero creo que nunca se debe cerrar uno las puertas». Eso debería aclarárselo a su consejero aúlico y miembro del Consell, Manolo Alcaraz, puesto que como todo el mundo coincide en que a hacer papeles e informes nadie le va a ganar, pero unos cuantos dudan sobre la utilidad específica del departamento, no vaya a ser que se ponga a hacer dictámenes en torno a estas otras transparencias. Aunque necesidad de buscar derivadas, no hay. Es posible que detrás de esta última confesión de nostra estrella solo se esconda la perturbación de la pareja de Ximo „política, en este caso„ porque ninguna publicación gay se haya dirigido a ella todavía. No perdamos de vista que, a las pocas horas de haberse celebrado las elecciones, ocupaba sus buenas páginas en el número correspondiente de la revista de celebrities, moda y realeza, Vanity fair. Confirmado que es un caso. Sin desvertirse, multiorgásmica perdida.

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