Por lo que se ve, 77 muertos y más de cien heridos no son suficientes para mover al elefante de Bruselas a un sencillo gesto como es dedicar un día a su Memoria y recuerdo. Me duele reconocer esto, pero nadie ha movido un dedo ni por ellos ni por todas las víctimas del odio que aquellos jóvenes socialistas noruegos representan.

El 22 de julio de 2011, un asesino intolerante y lleno de odio atacó primero Oslo y después la isla de Utoya para saciar su sed de sangre en decenas de inocentes; un tremendo shock sacudió a Europa entera por una masacre nunca vivida tras la IIª GM y la masacre de Bolonia en los 70. Haciendo uso del derecho de petición, como Coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica cursé una carta al Parlamento Europeo pidiendo institucionalizar el 22 de julio de cada año como "Día Europeo en Memoria de las Víctimas del Odio", precisamente desde un país como España, donde los zarpazos del odio y la intolerancia no han cesado todavía, cuyos barrancos y cunetas siguen preñadas con los restos de decenas de miles de compatriotas asesinados por miembros del mismo bando que el del asesino noruego cuyo nombre no quiero pronunciar.

Desde España, donde entendemos muy bien lo que pasaron los noruegos en la mañana del 22 de julio de 2011 porque también sufrimos la sacudida del terrorismo etarra que sucedió al terrorismo franquista que se ejercía desde el Estado y por si fuera poco, el tremendo shock del integrismo religioso con los salvajes atentados de 2004€ era lógica una iniciativa así porque aquellos jóvenes noruegos somos todos, y ese mismo año cursamos la petición.

Confieso que me ilusionó recibir el acuse de recibo, y más la comunicación posterior de que se había aceptado a trámite, y subió casi al paroxismo cuando me comunican que el expediente se encuentra algo así como pendiente de la decisión en la Mesa de Presidentes€ Me consta que se trató porque tengo las imágenes, pero algo no me cuadraba en esa sesión en que mi ignorancia en los procedimientos me llevó a pensar que estaban en una partida de tenis en que realmente ni se decidió nada ni se dio una solución concreta€ la pelota se había perdido.

Y perdida sigue. Llega el 4º Aniversario; seguramente habrán hondos discursos expresando profundos dolores oficiales, sentimientos que durarán lo que tarden en guardar las cuartillas que los contienen, pero la verdad es que las víctimas del odio y de la intolerancia siguen sin su Día; la dolorosa verdad es que incluso los noruegos les dieron la espalda votando para el Gobierno al partido político de su asesino y que nadie, absolutamente nadie, ha movido un dedo para todas las víctimas tengan su Día Internacional.

Definitivamente, en Europa no atan los perros con longanizas.