Pocos espacios naturales en España, a excepción probablemente de Doñana, habrán generado tanta literatura, científica y por descontado de la otra„ahí está Blasco Ibáñez „como la Albufera de Valencia. Cuando parece que está todo dicho, una tesis doctoral, un artículo, o una polémica periodística (o política) vuelve a removerlo todo de nuevo (menos el lodo) y es entonces cuando todos los que sienten como propio este santuario de la naturaleza y del uso ancestral por el hombre de los recursos agrícolas y pesqueros pueden atisbar lo mucho y variado que se ha escrito sobre la Albufera.
El verano avanza sin sorpresas sobre el estado de las aguas del lago. Quizá por ello ha decaído algo el debate suscitado meses atrás sobre la capacidad de supervivencia del ecosistema valenciano en un contexto de descenso alarmante de los recursos hídricos disponibles para su mantenimiento y de la sustitución de los caudales tradicionales del Júcar y el Túria por los de las depuradoras de Pinedo y otras.
Sin embargo, el lago y su futuro sigue generando informes, estudios, tesis y proyectos. Uno de los últimos trabajos que ha llegado a nuestras manos es el realizado por Juan Manuel Soria, del departamento de Microbiología y Ecología de la Universitat de València titulado «Los recursos hídricos de la Albufera de Valencia». Tras analizar la situación del lago, incapaz de regenerarse en las condiciones actuales, realiza algunas propuestas en las que junto a las demandas sobre las que existe un enorme consenso: aplicación de la Directiva Marco del Agua y recuperación del buen estado de la masa de agua antes de 2027, aportación de un caudal mínimo de 250 hectómetros cúbicos de aguas de buena calidad, etc., sugiere también reevaluar viejos ( y polémicos) proyectos como el dragado, la vuelta a un intercambio real con el mar, utilizando aguas marinas para la renovación del lago, o la construcción del «canal de Benet», un proyecto de canal perimetral elaborado por el ingeniero Jose Manuel Benet Granell para aislar el lago de la contaminación agrícola que llega por el sur y de los sedimentos del Júcar que están aterrando el lago. El proyecto, que en 1980 fue muy debatido y quizá considerado como una opción real, cayó después en el olvido. Ahora vuelve a los papeles no se sabe bien con qué recorrido, pero su regreso evidencia que la Albufera ha preocupado y preocupa a los valencianos, que quizá algún día logren recuperar uno de sus grandes emblemas.
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