Es un término poco conocido y raramente utilizado en los estudios climáticos, pero hay seres humanos que atraen los rayos de tormenta y sobreviven a su impacto. El cuerpo humano difícilmente soporta una tensión eléctrica de 110 voltios. Cuántas veces hemos noticias sobre accidentes domésticos a causa de descargas eléctricas en un enchufe que han terminado de forma trágica. Sirva el ejemplo para hacernos una idea de la cantidad de energía que se mueve en un rayo de tormenta y que, en los casos más extremos, puede alcanzar los 300.000 voltios. Estos días se ha producido una víctima mortal en Campelles (Girona) a causa de un rayo que cayó sobre una cruz de hierro donde jugaban unos niños de un campamento de verano. Porque en efecto, los rayos matan. Son una de las causas de fallecimiento por peligros atmosféricos en todo el mundo donde, recordemos, se producen 8 millones de rayos al día, en especial en el ámbito intertropical, pero no exclusivamente. Reuniendo datos sobre aspectos climáticos de las tormentas y de los rayos que en ellas se generan, encuentro la noticia de un ciudadano estadounidense que ha pasado a la posteridad por ser la persona que más veces ha sido afectada por los rayos de tormenta en el mundo. Es Roy Sullivan, un guardabosque de Virginia que a lo largo de su vida recibió 5 latigazos eléctricos de rayos, el primero en 1942 y el último en 1977. Cabría pensar que este último pudo acabar con su vida definitivamente; pero no fue así. Roy murió suicidándose algunos años después, en 1983. Son las denominadas personas ceraunófilas. Ante estas noticias uno queda perplejo. Hay seres humanos con una constitución física capaz de soportar enormes descargas eléctricas y sobrevivir sin apenas secuelas. No obstante, esto no es lo común. Por eso, cuando estemos en el campo en medio de una tormenta con rayos, lo mejor es tirarse al suelo, cuerpo a tierra, y no moverse. Aunque quedemos empapados por la lluvia evitaremos, sin embargo, perder la vida por la descarga eléctrica de un rayo.

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