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La salvación

Hoy también hay Sálvame Deluxe. Tal vez así tendrán tiempo a analizar con la requerida profundidad el nuevo permiso penitenciario de Isabel Pantoja. Pero no habrá sido ese el motivo para duplicar la ración nocturna del programa a viernes y sábado. La línea más recta hacia la salvación del verano en Telecinco es más Sálvame, hasta llegar a treinta horas semanales, porque el público no se cansa. Si algo funciona y la respuesta no flojea, pues más madera. Si un reality tiene éxito, se amplían los resúmenes, se programan más galas, se alargan los debates... y a liderar la audiencia, que de eso se trata.

La cadena es la que suma más espectadores desde hace muchos meses por algo. Este programa tiene algo de entretenimiento culpable, de fenómeno del que todos hablamos pero que nadie ve. Hay alguien en las encuestas que lleva 20 años viendo únicamente documentales de La 2 pero ya no le creemos. Solo tengo un par de amigas que reconocen ser adictas al menú de Mediaset. Y una de ellas confiesa sinceramente que si no ve alguna de sus creaciones con famosos es, simplemente, para no engancharse más.

Se entiende que Jorge Javier Vázquez, pese a no tomarse vacaciones completas en verano, descanse al menos de su programa fetiche. Si se despista y no le suple María Patiño, el plusmarquista nacional de horas en pantalla vuelve a batir su récord en pleno agosto. Una de las mayores virtudes de Sálvame es su capacidad para alimentarse de sus invitados y analistas, que tan pronto son noticia como carne de polígrafo. Con sus propios mimbres y en su ecosistema particular pueden multiplicar los panes y los peces, los minutos y las audiencias, casi a voluntad. Será el Evangelio según Telecinco.

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