Como ya apuntábamos en el artículo de la semana pasada, estamos teniendo un verano tórrido en una buena parte de España y la temperatura que está alcanzando el Mar Mediterráneo está a estas alturas está muchas veces por encima de los 29 ó 30ºC. Ya comentamos que siempre se incide en cómo influye esta circunstancia en la posibilidad de que se generen lluvias torrenciales a finales del verano y durante el otoño. No obstante, hoy me quiero centrar más en el hecho de que esa alta temperatura está acabando con la capacidad de regulador térmico, de termostato, de aire acondicionado natural que el mar ejerce en el litoral mediterráneo español. Un mar a 25 ó 26ºC en julio es capaz de interactuar con el litoral más próximo y a veces de adentrarse bastante hacia el interior y suavizar los días puntuales en los que se pueden superar los 35ºC. Es más, esa diferencia térmica entre el mar y el continente genera el régimen de brisas que hace que un viento refrescante rebaje algo el calor de las zonas litorales. Pero claro, el persistente calor, el elevado número de días que se superan los 35 y 40ºC durante este verano en todo el espacio mediterráneo, hace que un mar a casi 30ºC no pueda actuar regulando nada porque su temperatura no es mucho más baja y porque, encima, no es capaz de generar una brisa fresca y persistente. Por el contrario, algo que siempre ha tenido el litoral, temperaturas más altas de noche y elevada humedad relativa, que da una sensación de calor considerable, sigue estando como tal. La conclusión es que llegas a temperaturas muy altas, que persisten de noche y con elevada humedad ambiental. Yo me fijaría más este año en el récord de noches tropicales que en los records de las máximas, y ahí hay que añadir la isla de calor urbana y el efecto pantalla frente a la brisa de una parte del continuo urbano-residencial del litoral mediterráneo español. Por último, no encontramos mucho alivio bañándonos en un mar a esa temperatura ni tampoco en la mayoría de las piscinas. Sólo las aguas dulces corrientes continentales pueden proporcionar frescor. Pero claro, los que lo pasan mal de verdad, no lo olvidemos, son los que trabajan al aire libre o en espacios mal ventilados en estos meses.