Imagino que la mayoría de ustedes están disfrutando la doble fortuna de las vacaciones. Por tanto, las recomendaciones que siguen llegan tarde, aunque, afortunadamente, agosto no está siendo tan caluroso como julio. Siguiendo con mis juegos estivales, ¿dónde refugiarme para pasar menos calor en este mes? Ya pueden suponer que deberemos dirigirnos al norte. Simple cuestión de latitud, con rayos solares más inclinados y por tanto de menor potencia calorífica, pero también de altura. Y es que los municipios más frescos de España, aquellos con el promedio de las mínimas por debajo de los 10 grados, se sitúan en los Pirineos. Los diez con mínimas más bajas, que no superan los 7 grados en agosto son todos oscenses, el sector más elevado de la cordillera. No en vano, el más fresco, con una mínima promedio en el término municipal de 5´1 grados es Benasque que incluye en sus límites el pico del Aneto, la segunda altura peninsular. La combinación perfecta de latitud norte y altura. En el lado contrario, tanto térmico como geográfico encontramos tres provincias andaluzas, Jaén, Córdoba y Sevilla, en pleno valle del Guadalquivir: latitud y altura bajas. Buena parte de esas tres provincias la forman municipios cuya media máxima supera los 27 grados, con un núcleo duro en el límite de Córdoba y Jaén de 27´8 grados. No está Écija, conocida como la «Sartén de Andalucía». Los primeros 142 municipios del ranking de máximas son andaluces, todos en esas tres provincias. El primero fuera de esa Comunidad es la alicantina Dénia. Pedro Abad en Córdoba tiene la media más elevada (27´7 ºC) y Benasque, la más baja (10´40 ºC). La amplitud térmica es un fiel reflejo de la altura y los valores más elevados (hasta los 12´9 de La Fueva en Huesca) dibujan perfectamente las cordilleras.

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