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El pueblo que más fe le tiene a San Roque

En muchísimos pueblos valencianos, el 16 de agosto festejan a San Roque, pero los que lo hacen con más fe, sin lugar a dudas, son los de Sot de Chera, quienes a las seis de la mañana, en tropel, con el santo a cuestas y banda de música, suben a pie una escarpada y alta colina en romería. El zigzagueante «caminill0» a modo de calvario, ejemplo de ingeniería de caminos, está iluminado con farolas pagadas por la propia vecindad, euro a euro binguero, pues San Roque, patrón del pueblo, es seña de identidad religiosa del lugar, siendo un santo sobrevenido al lugar de moros con los reconquistadores cristianos.

También hacen fiesta la víspera a la Asunción de Nuestra Señora y después a Santa Ana. Terminada la Misa en la explanada del ermitorio que preside el valle, hay desayuno-almuerzo popular para todos, bien que se lo ganan ascendiendo la pesada cuesta.

La ermita engalanada con porche está encalada y fue edificada en 1592. La tradición manda que siempre haya alguna lámpara o vela encendida, de lo que se preocupan los vecinos, que tienen acceso todos a la llave de la ermita y a cuidarla. Es como el puesto avanzado del pueblo para quienes vienen desde la enrevesada carretera desde Chulilla.

Estuve el pasado fin de semana en el comienzo de las fiestas, la presentación de la Reina y las festeras, a los pies de las cuidadas ruinas de su castillo musulmán, que preside la villa, que fue señorío de los Mompalau, quienes otorgaron su carta puebla en 1540, e hicieron su iglesia y les regalaron el Juan de Juanes, que se conserva en un sagrario-tríptico, Cristo mostrando la Sagrada Forma, realizado en madera policromada y dorada, de forma prismática y base hexagonal. A Juan de Juanes se le tiene dedicado recuerdo en el callejero, al igual que al héroe valenciano de la Guerra de la Independencia, el guerrillero Romeu, quien fue apresado por los franceses aquí el 5 de junio de 1812, cuando iba de guerrillero por los montes con 45 hombres, todos ellos apresados y fusilados por los gabachos invasores.

Programan todo tipo de juegos populares tradicionales. No falta la «pozalà» en el lavadero, que aún conservan, y en la que se refrescan, aunque tienen la suerte de tener el río Sote, también llamado Reatillo, que nace en el término y conduce las aguas del pantano de Buseo al Turia, del que es afluente.

El río, sobre todo el Charco el Gruñidor, forma parte importante del gran potencial turístico de Sot de Chera, topónimo que deriva del latín saltus (paso estre­cho) y el pre romano chera (peña). Se han encontrado vestigios ibéricos en las bases del castillo. Tiene este río una preciosa leyenda de amor de una princesa mora llamada Muza, apodo que aún se conserva en el pueblo y del que participo por descender la mía de sangre sotera.

Entre la gran variedad paisajística del término municipal, está El Cerrao, complejo municipal hostelero, a los pies del pueblo y recostado junto al río, donde Tony Fernández, Tonycheff, un prodigio de la gastronomía, deleita a propios y extraños con su buen hacer. A destacar, la olla churra, Gachasmigas, Ajoarriero, Mojete, Mantecados, Congretes y LLescas o Torrijas.

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