La tele de pago ahora viene con el teléfono móvil, el fijo, el ADSL, el wifi y todo eso. Así que cuando a la hora de la siesta nos llamen de cualquier compañía ya no solo nos ofrecerán más megas sino también más canales, las últimas series y no sé cuántos partidos de la Liga, la Champions y todos los mundialitos que invente la FIFA.
Nos adentramos en tiempos de ofertas y tarifas planas de paquetes telefónicos y televisivos, dos mundos que fueron antagónicos en España cuando la tele de pago era básicamente Canal +, el Plus para los amigos. Ahora es el mejor ejemplo de que la tele es móvil, porque ha acabado definitivamente abrazado a la que fuera su archienemiga Telefónica. Los más jóvenes no se acordarán, pero fueron el yin y el yang, cuando lo más de lo más eran las plataformas televisivas vía satélite y cada una tenía la suya. Vía Digital y Canal Satélite Digital suenan al siglo pasado, porque son de entonces, cuando fueron una causa más para dividirse en dos bandos, ese otro deporte nacional. Las dos digitales, una de Telefónica y otra del Plus, acabaron fusionándose después de haberse herido de muerte en todas las trincheras económicas, mediáticas y políticas durante años. No hubo victoria pero la cosa sí fue pírrica.
El final de esta historia demuestra que el teléfono ha ganado la partida. La espada láser del hombre contemporáneo tiene tanto poder como la de los jedi. No podemos salir de casa sin ella y nos mantiene conectados al mundo, por muy virtual que sea. Podemos renunciar durante días a la tele, una relación menos pasional, pero vivimos con temor a quedarnos solos y desamparados unos minutos sin batería o sin cobertura. El verdadero interés general es el móvil.
