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El President, entre el déficit y Cataluña

Lo hemos logrado aquello que prometimos», gallardas palabras de Tsipras al presentar su dimisión. Ante el colapso financiero de la Generalitat Valenciana (GV) corremos el riesgo que, en breve nuestro President tenga que elaborar una frase parecida. Desde la solidaridad que toda situación de crisis exige hay que evitar desgarros y frustraciones. Sería bueno que aunque su actual equipo no lo asuma, el President pueda reunir el coraje político para exponer la situación y presentar un programa realista sobre lo que podemos hacer los valencianos todos juntos, en la situación actual.

Clamar un día sí y otro también en contra de lo que se pueda decidir desde Madrid (deberíamos decir desde Bruselas y Frankfurt) es ya infructuoso, incluso un poco patético en la terminología (hemos mandado a Madrid un informe «demoledor», porque confirma que la GV está «infrafinanciada y discriminada», cosa que ocurre desde mucho antes que la sra. Oltra ocupara la vicepresidencia). Por si fuera poco aquello que se decide en Barcelona también está afectándonos.

Los más mayores hemos observado con perplejidad como buena parte de los progres catalanes que durante la transición estaban en el PSUC o en el PSC, han decidido peinar canas pidiendo la independencia de Cataluña, una opción que también defienden para nuestro territorio los documentos seminales de Compromis. Respetar las ideas, no impide discrepar de pensamientos como el de Oriol Junqueras según el cual quien viva en los Païssos Catalans (PPCC) no puede ser progresista sin ser nacionalista. Mas y su equipo han decidido renunciar a toda discusión sobre la Constitución y sobre el modelo de financiación de las Comunidades Autónomas (CC AA) y con ello han dejado de rebote al presidente Puig a la cabeza del pelotón de las CC AA insostenibles.

Hace años Aznar nos despertaba hilaridad al buscar el apoyo de Pujol afirmando que hablaba catalán «en la intimidad». En el Consell se sientan personas que con toda legitimidad intelectual se han declarado en algún momento independentista. No hay que criticar lo que cada uno piense, pero sí preocuparse por el doble lenguaje usado en lo privado y en lo público, con una vicepresidenta aclarando lo que realmente deben decir sus patrocinados. Los progres del entorno de Mas miran por encima del hombro la situación del resto de PP CC de unidad culturales indudables, pero cuya situación financiera se acompaña de un clamoroso silencio en los medios independentistas catalanes. Este desprecio no oculta que, sólo en lo que llevamos de año, el gobierno del Estado haya tenido que quedarse con 4.210 millones de euros de deuda catalana en línea con los 3.717 de los que era titular la GV. No sigamos por este camino, ya que ésta no es una reflexión que pretenda resucitar anticatalanismo alguno, sino sólo apuntar que la resolución del problema de la GV podría ser más factible si se contara con la colaboración catalana, cuya quiebra financiera nada tiene que envidiar a la nuestra.

Si en las próximas semanas la GV no consigue un ingreso extraordinario de 1.400 millones de euros se va a enfrentar al colapso de los servicios públicos que gestiona. Que desde el Consell se diga que no van a pasar por este trance es incoherente si no se explica de dónde va a salir el dinero del que ahora carece. Le quedan dos alternativas, pedir la intervención por parte del Estado central o proceder a la devolución de transferencias, dos coyunturas que nadie quiere imaginarse.

Siempre hay quien vende humo, como ha sido el caso del nuevo Síndic socialista Manuel Mata, que amenaza que en caso de no recibir estos 1.400 millones se recurrirá a almacenar facturas en los cajones en el más puro estilo Camps. Un mal ejemplo de lo que algunos progres consideran como «cambio». En sus buenos tiempos, Podemos preocupado por la casta habría preguntado al actual delegado del Gobierno o a un reciente senador responsabilidades por haber firmado hace pocos meses unos presupuestos falaces que ocultaron el agujero. Todos sabemos que las facturas no votan al contrario de lo que ocurre con los titulares de las nóminas de la GV. El sr. Mata parece ignorar que el dinero disponible para ambas obligaciones de la GV hace meses que lo autoriza Bruselas ¿De verdad se necesitaba ganar unas elecciones para saber con lo que se iba a encontrar? La simple lectura de las informaciones publicadas en este diario hubiera evitado muchas muestras de ira repentina.

Pasados tres meses de las elecciones cabe esperar que el President ya haya abominado de todos aquellos progres que le susurran al oído mendacidades del tipo: «RTVV cuesta más cerrada que abierta», «Montoro acabará cediendo con el tema de la deuda y del déficit», «todo se resolverá con un nuevo modelo de financiación autónomica», «vamos a bajar las tasas universitarias».... Todas afirmaciones hechas desde una buena intención electoral que pudo estar cercana a una ingenua ignorancia.

Fabra era un cadáver político y los valencianos estaban hartos de tanta corrupción. La ilusión de la ciudadanía para arrojar al PP lejos de la historia del pueblo valenciano, era suficientemente clara para que los progres del entorno de Puig hubieran hechos los números con solvencia, antes de hacer alegres promesas en tiempos de crisis y que ahora les explotan en sus narices por su carencia de carencia de viabilidad presupuestaria a corto plazo.

Creo tener los elementos para afirmar que la situación financiera de la GV resbala a los votantes de Podemos. Les resbala como suele pasar en todo estado de indignación, mientras que la profundidad del análisis en Compromis al respecto, no pasa de ser un arma más para reforzar su vertiente nacionalista. Lamento opinar que un futuro ticket Compromis-Podemos no sabrá qué hacer para afrontar la situación de la GV desde Madrid. No tengo especiales buenas vibraciones acerca de lo que pueda hacer el PSOE-PSPV pero no puedo imaginarme seguir gobernado por un PP incapaz de quitarse de encima su corrupción de años y su falta de coraje político.

Conviene que asumamos que el único que puede prestar (donar, adelantar, la modalidad de la operación es desafortunadamente irrelevante, ante la urgencia a satisfacer) es el Estado y en esta coyuntura importa todo lo que está sucediendo en Cataluña. Va a ser muy difícil, cuando no imposible, que nos llegue una ayuda extraordinaria, ya que carecería de sentido ayudar a la GV cuando la catalana tiene argumentos parecidos, cuantitativos y cualitativos a los esgrimidos por nuestros actuales gobernantes; pero allí han decidido lanzar un órdago al Estado español. Desgraciadamente la convocatoria de las elecciones de Mas ya tiene un resultado evidente para nosotros: dificultar cualquier tipo de actuación por parte del gobierno central, en caso que quisiera y pudiera hacerla, en nuestro favor.

Desgraciadamente las elecciones catalanas del mes que viene rompen la colaboración de las CC AA de Cataluña y del resto de PPCC en términos financieros. Es posible que algunos valencianos sientan en su intimidad envidia por el doble juego catalán, pero este es una práctica onanista, ya que no pienso que nadie en estas tierras piense que en un proceso democrático los valencianos decidan seguir una versión sureña de los planes de Mas.President, ahora le toca a usted. Desgraciadamente con Cataluña ya no puede contar, por mucho que el corazón se nos rompa a muchos.

Aclaración al lector. Esta reflexión está escrita horas antes de que en la isla que me vió nacer, los Presidents Puig y Mas se reunieran para hablar de distintos temas y de que el Conseller de Justicia apoyara dar la ciudadanía catalana a valencianos y baleares. A pesar de ello el texto se mantiene integro.

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