Cuando la temperatura del agua del mar supera los 26ºC se puede comenzar a considerar que se trata de un mar con temperaturas tropicales. Nuestro Mediterráneo, pese a encontrarse lejos de latitudes del trópico, alcanza y supera estas temperaturas todos los veranos; con lo que los fenómenos meteorológicos que en él se puedan dar pueden tomar características de dichos lugares. Una de las principales razones por que la aparición de fenómenos meteorológicos con tintes tropicales en nuestras costas sea tan complicada la encontramos en la proximidad con el desierto del Sáhara. En dos sentidos fundamentalmente. El primero debido a que durante el verano, con el cambio de inclinación del eje terrestre, la zona de subsidencia de vientos que acompaña este desierto sube hasta nuestras latitudes, alejando la posibilidad de albergar grandes episodios de inestabilidad meteorológica en nuestra zona. Por otra parte, debido al alto contenido de polvo en suspensión proveniente del cercano Sáhara, los pequeños focos de inestabilidad local que podría surgir, debido en muchas ocasiones al mismo calor, se ven inhibidos y no se llegan a producir. Es por esto que es en otoño, con el cambio de inclinación de la tierra, cuando toda la energía que no ha sido liberada durante el verano desencadena los grandes diluvios mediterráneos que todos conocemos.

No obstante, cada vez más en verano, se viene observando la aparición de un tipo peculiar de lluvias intensas en nuestras costas. Sin ir más lejos, el pasado día 19 de Agosto en la estación de la red de AVAMET en Tavernes de la Valldigna se recogieron 220 litros en seis horas. Se trata de un tipo de lluvia del que realmente se conoce muy poco, pero que mantienen bastantes aspectos en común que aquí recopilamos: destaca por ser un fenómeno restringido al mar y a la franja litoral, muy localizado y de movimiento lento -En la playa de Tavernes, a menos de 5km, sólo se acumularon 31mm en todo el día 19-. También sorprende que las nubes que lo generan no descargan rayos, que la temperatura en superficie se mantiene prácticamente constante durante el episodio y además el viento cuanto apenas sobrepasa la brisa débil. Otra de las peculiaridades observadas en este tipo de lluvia es que, una vez se establece la circulación de brisa diurna su desarrollo queda muy mermado y se restringe a zonas marítimas, de hecho la formación de este tipo de lluvia siempre viene asociada a la noche o a primeras horas de la mañana, cuando la brisa marítima no está presente.

Todas estas características le otorgan unas particularidades a este tipo fenómeno que lo acercan a climas muy lejanos al nuestro. El potencial y la eficiencia pluviométrica que están demostrando alcanzar merece, sin duda, un estudio más a fondo de la dinámica de este tipo de lluvia y los entornos más favorables para su formación, puesto que la zona costera es la más poblada de nuestro territorio en verano y no todas las poblaciones están preparadas para soportar sin incidencias semejantes aguaceros.

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