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La Virgen destronada

El Cid, antes de llegar a Valencia, plantó campamento en El Puig y los Reyes de Aragón que le siguieron, igual. Éstos llegaron a decir que si alcanzaban la conquista de la ciudad perdida fundarían aquí convento bajo el nombre de Santa María donde ser enterrados en agradecimiento a los favores recibidos. Quien logró hacer realidad la promesa fue Jaime I. En 1590, el arzobispo Juan de Ribera pondría la primera piedra del actual monasterio, que al final no ha sido panteón de los Reyes de Aragón, ni se le ha considerado en el Estatuto de Autonomía, cuyo honor se lo ha llevado Santa María de la Valldigna. No mayor suerte ha tenido la Virgen fundacional.

La primera y antiquísima Patrona de «Valencia y su Reyno» es «Nuestra Señora del Puche», hoy la Mare de Déu del Puig, la cual fue destronada de tales honores siendo sustituida esta histórica advocación por la del dulce título de Mare de Déu dels Desamparats, dada la popularidad que alcanzó éste y, creo, por venerarse así en la capital. El Puig quedaba demasiado lejos para ir a verla allí y la de ahora estaba más a mano.

En el «Catálogo de todas las Santas Ymágenes de Nª Señora, que dichosamente se veneran en la Ciudad, Villas y Lugares en el Reyno de Valencia, con una breve descripción del modo, sitio y lugares en donde se hallaron, y tubieron el origen las San(tísima)s Ymágenes, con sus invocaciones», obra escrita por un dominico anónimo a finales del siglo XVII, 1689, se le menciona con el título de «Puche» y es considerada aún como la imagen mariana primada de todo el territorio valenciano, así como su santuario el primero de todos.

Es ésta una de las Vírgenes de Reconquista, escondida cuando la invasión mora de la península y hallada mistéricamente en 1236, como tantas otras que el 8 de septiembre son festejadas, gracias a la observación de unas estrellas orientadoras advertidas por san Pedro Nolasco, que acompañaba a Jaime I en la campaña militar de apoderamiento de estas tierras y que instaló allí uno de sus campamentos avanzados. La imagen de la Virgen estaba oculta bajo una campana. El monarca aragonés que tenía gran fe en este tipo de acontecimientos ordenó que allí se levantara iglesia y convento mercedario advocado a Nuestra Señora de los Ángeles, otra de sus devociones religiosas.

Así las cosas, La Virgen de los Ángeles es la del Puche o Puig, pues en la creencia popular, y así lo cantan sus Gozos, ángeles la fabricaron y ellos mismos en el Puche la colocaron. Este mismo texto donde bellamente se narra su historia proclama: «Sois Patrona de Valencia/ hace ya quinientos años, / para los hijos, y estraños/ pues logra vuestras influecias/ invocan vuestra clemencia/ y todo fiel os adora. / Pues sois, hermosa Señora/ de los Fieles abogada/ Sed Virgen del Puig amada/ nuestro Amparo y Protectora/».

Con el tiempo, el crecimiento de la devoción en la capital a la Virgen de los Desamparados, la Iglesia decidió declarar a ella Patrona de Valencia y su Reino, no recordando que ya había otra, la del Puig, a la que cuando algún Rey, Príncipe, Cardenal o persona egregia llegaba de visita a Valencia pasaba antes por el Puig a rendir pleitesía a la Patrona del Reino.

Todo el mes de septiembre, a bombo y platillo, con numerosos festejos, el Puig de Santa María le dedica solemnes fiestas y en especial dos días, los 6 y 7, en que su imagen enmarcada artísticamente es procesionada por toda la Villa.

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