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Más moros que falleros

Las vacaciones de los políticos acaban y nuestros gobernantes son criticados por haberse tomado un descanso «demasiado largo».

Hay a quien las vacaciones de los políticos se le antojan demasiado largas. Aunque a la vista del balance agosteño aún parecen demasiado cortas. A la líder del PPCV Isabel Bonig le han dado hasta en el carnet a cuenta de un desliz que no cometió. Bonig no afirmó que el presidente de la Diputació Jorge Rodríguez se «disfrazó» en las fiestas de Ontinyent mientras a los vecinos de Ademuz poco menos que había que rescatarlos con neumáticas. Pero las rectificaciones de la agencia que transcribió sus palabras a la virulé llegaron tarde. La Cofradia del Santísim Crist de l´Agonia de esta localidad ya le ha puesto en la diana porque, como todo el mundo sabe, ni las gaiatas se queman ni los moros y cristianos «se disfrazan». En la CV hay más moros que falleros, detalle a tener en cuenta cuando se juegue con el léxico.

Vacaciones. Agosto forma parte del demiurgo político. Genera un gran atractivo en las redacciones. Había curiosidad por saber cómo gestionan su asueto los nuevos gobernantes. Hay una evidencia y es que todos han leído a Chirbes. Y una acusación: según la oposición popular se han tomado un descanso excesivo. Esto de las vacaciones de nuestros próceres es una cosa muy sensible. A un presidente de la Generalitat le gustaba contar „en la intimidad„ que en una ocasión pilló in fraganti a su número dos en un yate al solicitar el Molt Honorable novedades matinales desde su retiro en una cala de una Pitiusa. «Todo controlado», afirmó el «vice», mientras el titular respondía: «Pues si no fuera porque dices estar en el Palau, aseguraría que te estoy viendo en la lontananza en este mismo instante».

La dura realidad. Los gobernantes del bipartito se han tomado un número normalito de días, ni mucho ni poco. Pero la oposición cree que este Consell es un mal ejemplo para el resto de contribuyentes, acuciados y con necesidades por abundar en el descanso. Se olvida que, otrora, se enlataban declaraciones para ir dosificándolas durante el desierto agosteño y así construir una ficción laboral mientras sus señorías se cogían un merecido y, al parecer, acomplejado retiro. No es más currante quien más horas invierte, sino quien mejor produce.

Reputación y financiación. En su vuelta a la dura realidad, este Consell de liderazgos diluidos ha de afrontar dos hirsutas evidencias: que la «realpolitik» obliga a tomar decisiones incómodas y que perseguir corruptos o manipuladores era más sencillo que administrar miserias y gestionar desilusiones, como empiezan a cerciorarse. Nada que no se supiera cuando prometieron el oro y el moro. El gabinete Puig ha tenido que apostatar del catalanismo „no será la última vez„ y decidir que abrirá una tele sin trabajadores. Dos grandes ruedas de molino. Se acabaron los selfies. Que se lo digan a Marzà.

Aire nuevo. Trabajar no sólo es liberar los balcones y los patios interiores de las consellerias, trasunto de las alamedas abiertas de Allende. Trabajar es gestionar las expectativas y necesidades de quienes les votaron y de quienes no, y en eso tendrán que aplicarse. En su primera reunión con el Rey Felipe, el president Puig trasladó al monarca que los valencianos teníamos „y no por responsabilidad propia„ dos grandes problemas: la reputación y la financiación. De lo primero el gobierno intenta resarcirse con una especie de Marca Valencia. Y ojo con el nomenclátor porque aquí manda el «dame un nombre y te montaré una guerra».

Empresarios. En cuanto a la financiación, ese es el verdadero problema. Un conflicto perenne y que todavía tendrá un largo recorrido por mucho que mejoren los resultados económicos como asegura el CES o celebremos datos record en el turismo. La mejor noticia sería una gran coalición entre partidos, gobernantes y empresarios y que la apertura del año económico que ha convocado el incombustible dirigente cameral José Vicente Morata supusiera un cambio de ciclo en las relaciones entre la CV y el Estado. Hace bien la patronal en acercar el ascua a su sardina y poner el foco en lo económico. Será necesario ahora que, a diferencia de otras ocasiones, den la batalla real cuando se presente la ocasión y que Rajoy o Sánchez „a partir de noviembre„ atiendan las justas demandas valencianas.

Agua y símbolos. Sin embargo sospechamos que el debate en otoño se inclinará pronto hacia asuntos más procaces como el agua o los símbolos. Los 100 días de laudatio al Consell tocan a su fin y ante las elecciones catalanas se acentuará el discurso anticatalanista del PPCV, que surfea la ola antisoberanista. Las encuestas que manejan avalan esa estrategia, la de horadar en la obsesión. Y este Consell no juega cómodo en esa cancha. Al fin y al cabo el problema de gobernar es que con la oxidación que genera se deja uno jirones de credibilidad, estima, confianza y méritos. Lo ideal para un político es no perderlos con demasiada premura, como le pasó al atleta polaco Fadjek en el campeonato del mundo de atletismo, que tuvo que pagar el taxi con la medalla que acababa de obtener lanzando martillos.

LA DUDA DE RYAN

El Valencia CF ya es club de Champions, pese al desparpajo aéreo de Mat Ryan, a quien ficharon porque iba bien por alto como buen practicante del «soccer» australiano. Al equipo le falta defender mejor „es obvio tras perder a uno de los mejores centrales de Europa„ pero la evidencia es que Peter Lim ha cumplido su propósito y ha generado ilusión. Este VCF franquiciado ha vuelto a la primera división europea y ha devuelto el foco al pasto, la trastienda parece ordenada y la pelota entra. Pero poniendo atención a señalados cenáculos, pronto trascenderán nuevas operaciones sobre la propiedad del club. Según esta antena, al proyecto de Lim le esperaría una vida útil de 2 años tras los cuales el banco que sostiene la deuda principal de la entidad liderará una transición que dejaría en manos de un grupo de notables „empresarios valencianos por supuesto„ los destinos del club justo en el umbral del centenario. Se hablará de ello.

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