La reapertura, o mejor dicho, el restablecimiento de emisiones de Radio Televisió Valenciana se ha convertido en una pieza más de la estrategia electoral de los distintos partidos ante las urnas de fin de año. Las dos formaciones que gobiernan la Generalitat prometieron a los ciudadanos y a los ex trabajadores del ente que la televisión autonómica estaría entre sus primeras medidas, aunque Mónica Oltra, de Compromís, garantizó que regresarían todos los despedidos, más de 1.600, al centro de producción de programas de Burjassot, mientras Ximo Puig empeñó su palabra en una nueva tele con entre 600 y 800 empleados.
Así pues, lo que están haciendo es cumplir sus promesas, que para eso se hicieron, al margen de lo que cada uno opine sobre la conveniencia de que se reabra la emisora autonómica.
El tercero del tripartito, Podemos, se dejó convencer hace unos días por Puig y Oltra, pero ayer dio marcha atrás en las Corts y su portavoz y líder, Antonio Montiel, ha decidido impedir la reapertura prevista para el próximo 9 d´Octubre alegando prisas innecesarias, seguridad jurídica y otras excusas.
Conviene recordar que, como abogado en ejercicio, Antonio Montiel materializó en 2014 y 2015 la Iniciativa Legislativa Popular con 90.000 firmas de ciudadanos para que la sociedad valenciana recuperara la televisión que había perdido por decisión del Consell de Fabra. Ahora esa misma persona, convertida en líder de Podemos, utiliza su peso en las Corts, que es mucho, para frenar la vuelta del «Babalà» y «La alquería blanca». Como seguro que no sigue los dictados del ministro Montoro para recortar el déficit de la Generalitat habrá que suponer que lo que no quiere es una tele que saque todos los días al Consell „ya impuso que no hubiera ruedas de prensa ni información política„ y relegue a los podemitas, ahora que se las prometen muy felices con su virtual pacto con Compromís.
