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Porque son tan famosos

El regreso de El Hormiguero ha sido triunfal, corroborando que en esta nuestra tele lo que funcionan son los famosos. Y en ese campo el espacio de Pablo Motos no tiene rival. Para abrir temporada, un vídeo con noventa estrellas nacionales e internacionales (¡noventa!) en el que homenajearon a Aterriza como puedas con unas gotas de Los amantes pasajeros. Desde Nicole Kidman a Isabel Preysler, todas las celebridades (del inglés, celebrities) caben en la mesa de Trancas y Barrancas, punto televisivo de promoción personal y material: de disco, libro, película, serie, obra teatral o línea de cosméticos. Y aunque el glamour de Hollywood es mundial, el que pone el colofón al sketch aeronáutico no es el personaje más famoso sino el más flamenco, el que más se divierte en el programa y las lía más pardas: Diego el Cigala. Le dan el papel de monstruo porque lo es en el mejor sentido de la palabra.

El vídeo del avión no es especialmente brillante, pero exhibe un poder de convocatoria apabullante. Antes el programa pretendía darle la vuelta a la tortilla de la crisis y debe de haberlo conseguido, se pongan como se pongan las cifras del paro. Porque El Hormiguero aumenta su superávit de famosos a un lado y otro de la mesa con colaboradores estrella como Pilar Rubio, Mario Vaquerizo o Dani Rovira, que han pasado de invitados a fijos. Y acaba dando un poco igual lo que hagan, que para eso son estrellas.

La autocomplacencia es un riesgo para El Hormiguero 3.0, que compite consigo mismo para no repetirse y conseguir un más difícil todavía. La fama puede ser buena o mala y Pablo Motos lo sabe, que por algo ha sido invitado al programa de entrevistas de Bertín Osborne. No nos lo perderemos.

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