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José Sierra

Tres ríos, la misma valoración

El Gobierno obtuvo ayer el informe favorable a los planes hidrológicos del Júcar, Segura y Ebro. De una tacada, el ministerio de Agricultura se garantiza «luz verde» en los tres ríos probablemente más conflictivos de España. Para celebrarlo, el Gobierno emitió una nota de prensa, prácticamente la misma, con sus puntos y sus comas, para los tres ríos, como si fueran iguales.

Un plan hidrológico es como la Constitución que regula la cuenca de un río: de cuánta agua se dispone, quién la puede usar, con qué prioridad, cómo proteger los recursos disponibles, etc. Es cierto que, a veces, más que una Constitución, es casi como una Biblia que requiere creer, sobre todo cuando evalúa los recursos disponibles y los derechos «adquiridos» por algunos usuarios. En cualquier caso, detrás de los planes hidrológicos de 1998 y 2014 ha habido un gran trabajo técnico detrás y también un meritorio esfuerzo de diálogo y consenso que se echa de menos en los aprobados ayer. La «desgana» gubernamental se aprecia no solo en la manera en la que comunica los acuerdos, sino también en la escasa voluntad de diálogo con las nuevas administraciones salidas de las urnas, que no pueden considerar este plan como suyo porque ni siquiera se les ha dado un espacio de participación.

Ha habido muchas prisas para cerrar, aunque sea en falso, los planes hidrológicos y la excusa europea para tanta celeridad ya no cuela. Europa es quien pide más participación pública y un mayor compromiso ambiental. Fácilmente entenderían en Europa que no se puede negociar un «pacto» como el que supone un plan hidrológico con una administración y luego esperar que sea otra, ideológicamente en las antípodas, quien asuma y ejecute lo pactado. Más bien parece que las prisas se han dado en clave interna. Rajoy quiere cerrar frentes antes de las elecciones de diciembre, lo que ocurre es que, con las prisas, obtiene el efecto contrario. Si a eso añadimos que en el ámbito técnico los tres planes solo asumen una mínima parte de los efectos del cambio climático sobre el agua disponible y se siguen repartiendo caudales con cierta alegría, su futuro parece más bien cuestionable.

jsierra@epi.es

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