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Comedor sí y calor también

Por primera vez, los colegios sostenidos con fondos públicos de la Comunitat Valenciana van a tener servicio de comedor en los meses de septiembre y junio. Hasta ahora la subvención solo cubría de octubre a mayo. Con ello, el nuevo Consell valenciano ha querido extender a la totalidad del curso el derecho a una comida nutricional y equilibrada. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Los consejos escolares de cada centro han tenido que decidir si solicitar este servicio o no y los hay que han decidido no ofrecerlo. Las bondades de la medida, que supone 4 millones de euros, son evidentes: los niños comen en el centro y los padres tienen mayor disponibilidad de tiempo para conciliar el trabajo con sus obligaciones familiares, sin olvidar el desahogo económico para muchas familias, especialmente para las tienen una situación socioeconómica desfavorable.

Pero los inconvenientes tienen que ver con problemas enquistados desde hace años. ¿Recuerdan la movida del calor el pasado septiembre? Pues bien, este año el calor puede ser el mismo porque el clima no entiende de adelantar el inicio de curso una semana o no. Los problemas de salud derivados del exceso de temperatura en las aulas son más graves si cabe en el espacio del comedor donde la concentración de personas en grandes salas sin acondicionar puede elevar la temperatura por encima de los 30 grados. Sirva como ejemplo el comedor del Colegio de Educación Especial Sebastián Burgos de Valencia, que acogerá a 170 alumnos con distintas discapacidades, la mayoría de ellos plurimedicados y vulnerables al calor. Aunque padres yprofesionales han acogido con alborozo la medida, quieren avisar de que la comida sólo es saludable en un contexto saludable y el calor en las aulas, relativizado y desatendido sin pudor por el anterior gobierno del PP, exige una urgente solución de los nuevos gestores.

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