De un tiempo a esta parte „como diría Max Aub„ noto en falta un mayor liderazgo en el campo de la política. Se echan de menos grandes políticos, que se adelanten a los temas, con coraje, serenidad y garra. Europa se construyó con liderazgo. Políticos que respiren frases como balones de oxígeno. Explicaciones. Ideas. Pedagogía. Políticos que no estén todo el día al amparo de unos asesores cuya única misión es medir las acciones, para que toda palabra, todo gesto, se atengan a presumibles intereses electoreros. De unos asesores para los que todos los días hay elecciones.

La cuestión es que este síntoma se ha notado, sobremanera, en nuestro actual gobierno, con la tragedia de miles de inmigrantes desesperados que han capturado estos días la atención internacional. Los que hace unos días defendían las concertinas de las vallas de Melilla, ahora se erigen en defensores de los «valores humanitarios» europeos. Quienes anunciaban el efecto llamada, hoy hablan del deber de asistencia por motivos humanitarios. Quienes ponían, hace tan solo unos días, cuotas muy restringidas para la admisión de inmigrantes, hoy dicen que lo que mande Europa, ya que lo primero es lo primero. No digo que no haya un corazoncito en nuestros actuales gobernantes, pero ¿por qué, incluso cuando hay una buena corrección de una política determinada, no terminamos de creer que las propuestas son sinceras?

Porque en este caso, los políticos nuevamente han llegado tarde, han cambiado de opinión después de que los medios de comunicación y la opinión pública se hubieran sensibilizando al respecto. ¿Por qué no se adelantaron? ¿Acaso los asesores auténticos, si los hubiera, es decir, los que entienden de los temas, no les avisaron de que esta crisis estallaría? No lo digo solo por nuestro gobierno, sino por toda la Unión Europea. ¿Por qué no se tomaron medidas con anterioridad? ¿Porque no se enteraron? ¿O porque no era todavía tema de la opinión pública ni de la opinión publicada? No sé qué respuesta es peor.

Es normal que a un ciudadano de a pie se le remuevan los jugos gástricos por ver unas imágenes determinadas, pero, ¿el político que gobierna debe esperar a ver esas imágenes para actuar? Nuevamente surge la sospecha del simulacro, del cálculo electoral, de un lifting político y diplomático repleto de contradicciones morales ¿Por qué será? ¿Por qué será que nunca se atreven a hablar de solidaridad hasta que la población se lo pide? En fin, ¿alguien se imaginaba a Rajoy hablando de solidaridad antes de la foto del niño sirio en la playa?