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Menos almíbar

Como una veleta, hoy vengo a quejarme de las series históricas. Sí, sé que la semana pasada las defendía, pero esta semana vengo contestón, qué queréis que os diga. Así soy yo, un tío de pasiones diversas. El caso es que por razones que no vienen a cuento, en mi casa son muy fan de El secreto de Puente Viejo y Amar es para siempre. Y yo cada vez que las veo, aunque sea de refilón, siempre pienso lo mismo: ¿no hay otra época histórica?

Porque me vais a perdonar, pero yo eso de ver en horario escolar series qu glorifican el franquismo o la dictadura de Primo de Rivera, pues como que no. Seré retrógado o pusilánime, pero no creo que haya que enseñar a los más pequeños que oye, que igual en el franquismo no se estaba tan mal „también aplicable a Velvet, por otra parte, aunque se salva porque televisivamente es mucho mejor producto„.

¿Persecuciones, muertes, paseos, hambre? ¿En el franquismo? ¿En la misma época en la que estos señores viven tan agusto con un bar que regentan exitosamente, o trabajan en unas galerías donde todo es bonito, o llevan vestidos inmaculados en calles igualente inmaculadas? ¿Qué me estás contando? Algo así creo que pensarán los más pequeños cuando vayan al cole y les digan que según distintas asociaciones o reconocidos historiadores los fallecidos tras el final de la guerra civil oscilan entre los 75.000 y los 400.000. Eso no se ve en la tele.

Sé que me vais a decir que en realidad estas series, o telenovelas, no están destinadas a ese público infantil. Y tendréis, como suele ser habitual, razón. Pero cuidar el contenido, sobre todo en términos de exactitud histórica, al que tienen acceso los más jóvenes no se debería limitar única y exclusivamente a las series infantiles. Las heridas están lejos de cerrarse y la mejor manera de restañarlas no es apuntando los focos que deberían estar en las fosas hacia los platós, los vestidos de Cornejo y las historias almiibaradas.

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