Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El embrujo de Potocki

Al final del verano de 1975, tres tipos de la policía política me trasladaban, detenido, a Madrid y al pasar por Ventaquemada, uno dijo: «Mira, aquí vivía el hijoputa de Azaña». Y el policía que iba a mi lado, le contestó: «Si hubiera ganado él, ahora seríamos del KGB». Sin embargo, mi cabeza había volado ya muy lejos porque Venta Quemada es el nombre de uno de los territorios prodigiosos donde transcurre «El manuscrito encontrado en Zaragoza», una película polaca que entonces era de consumo obligatorio y, en este caso, jubiloso, en los cineclubs universitarios. El capitán van Worden, al servicio de Felipe V, se enreda en las sutiles artes de seducción de unas hermanitas moras tirando a viciosas y aunque tras el ensueño amoroso despierta en ese paraje de desolación, buitres y ahorcados, desafía el maleficio y vuelve a la carga. Lo que se dice un buen soldado.

Como el autor de la historia, el polaco Jan Potocki: sabio, noble y suicida, capitán de zapadores, un oficio de ingenieros, ilustrado, y como buena parte de los ilustrados, fascinado por Bonaparte y víctima del desengaño ulterior. Potocki acabó apuntado a la habitación de los monstruos, las juergas gitanas y las expediciones al corazón de Asia, al servicio del zar. Uno de los primeros románticos, sí. No lo busquen en los estantes de literatura polaca: escribió en francés (y en francés hablan los personajes de la alta nobleza rusa en Guerra y paz), aunque me temo que los franceses, que prácticamente inventaron la españolada, no le hicieron el caso que merecía.

Las lenguas, en su arrastre por la política, también son modas y el autor checo más conocido del XX „Kafka„ escribía en alemán. Y Lluís Vives, en latín. La novela de Potocki tuvo edición canónica en Pre-textos y, luego, en El Acantilado, pues en los revueltos cajones de Europa del Este, siempre aparece otro manuscrito, y siempre es el definitivo. Gente como Coppola, Scorsese y el rockero Jerry García, que no es poca ni mala, se encargaron de restaurar la integridad de la película, mutilada, y que, como a mi, como a Buñuel, como a tantos, nos embrujó.

Compartir el artículo

stats