Los primeros días de septiembre no pueden ser más desoladores. Las imágenes de las familias de refugiados a las puertas de la cerrada Hungría, o la del cadáver de un pequeño en las playas de Turquía nos muestran la cara de un mundo inhumano que solo reacciona, o eso esperamos, a fuerza de situaciones extremas como las referidas. Y aquí, en nuestro convulso país, septiembre también nos está devolviendo, tras el lapso del verano, a la realidad agria en que vivimos, y a las malas cifras del paro, en las que nuestra Comunitat es la peor parada. Esto demuestra que más allá de la campaña de propaganda que lleva meses realizando el Gobierno de Mariano Rajoy, ninguna ley aprobada está sirviendo para revertir esta dramática situación, sino que lo único que hacen es responder a los intereses de una minoría dominante que, pese a la crisis, sigue teniendo sustanciosos beneficios a costa del empobrecimiento de la gran mayoría.

Y en medio de esta grave situación, tuvieron su aparición estelar los del Círculo de Empresarios para decirnos que se tienen que abaratar los despidos aún más y que los funcionarios cobran mucho para el trabajo que hacen. Los representantes de esta asociación retrógrada, uno de cuyos máximos exponentes, lo digo para que pongan caras, es Josep Piqué, el ex ministro de Aznar, se permiten decir en voz alta estas opiniones. Y lo hacen porque saben que tienen un Gobierno que le respalda y que ha permitido con su reforma laboral que un trabajador necesite, por ejemplo, ahorrar durante medio año su salario íntegro de 600 euros para poderse comprar un traje y unos zapatos como los que llevan estos señores que no dudan en pedir que la soga apriete un poco más el cuello de la clase trabajadora. Ésta es la sociedad de la desigualdad y la pobreza que han generado las políticas neoliberales en la que vivimos desde hace varios años.

Dentro de pocos meses podremos cambiar con nuestro voto a un gobierno y unas políticas que siguen los dictados de la clase dominante, que se ha enriquecido extraordinariamente durante la crisis a costa de la pobreza y el dolor de los trabajadores y trabajadoras.

Aquí, en la Comunitat, el cambio ya se produjo en el mes de mayo. Ahora, al filo de cumplirse los cien días del nuevo gobierno, pedimos a nuestros gobernantes que apliquen políticas de izquierdas, de progreso y justicia social y que acaben con la impunidad con la que hablan y actúan estos empresarios que representan a un sector, que solo en 2014, ha aumentado sus ingresos en un 24 %. Necesitamos políticos valientes, capaces de desarrollar políticas audaces que permitan abandonar la pobreza extrema en la que viven miles de parados y paradas valencianas de larga duración, y que frenen el ejército de trabajadores pobres que están creando estos desalmados para aumentar sus márgenes de beneficios.

Urge más que nunca poner en marcha un nuevo contrato social que nos permita salir de este sistema que se basa en la miseria de la gran mayoría para que una minoría viva a cuerpo de rey. No podemos dejar pasar ni un día más para poner freno a este estallido de rapiña, usura e impunidad que las políticas de austeridad nos han traído desde Europa, con el beneplácito de nuestros gobernantes. Es necesario que la Comunitat, que ha estado en boca de todos por la corrupción y la mala praxis, se convierta en el ejemplo a seguir para recuperar, e incluso mejorar, los antiguos índices de igualdad, solidaridad y justicia social.