Este mes de septiembre, entre tormentas y calores, he tenido ocasión de participar en sendos tribunales de tesis doctoral de ámbitos geográficos muy distintos „Oviedo y Málaga„, pero con temáticas de investigación, curiosamente, muy similares: la mejora de los métodos de análisis de la peligrosidad en eventos de inundación. El problema radica en la aplicación, casi única, del método llamado racional para el cálculo de láminas de agua en diferentes períodos de retorno, como herramienta para representar las áreas inundables. Pues bien, en los dos trabajos doctorales se ha demostrado, con datos y comprobación práctica, que este método, importado del ámbito anglosajón, no sirve en España. Debe mejorarse, adecuarse, modificarse en suma, si se quiere seguir aplicando en nuestro país. Porque no tiene en cuenta los procesos geomorfológicos ni biogeográficos, que también participan en una crecida fluvial. En el litoral de Málaga, y esto sería de aplicación en buena parte de la fachada mediterránea española, las láminas de agua se incrementan entre un 10-15 % si se considera sólo la carga sólida que transporta una rambla en un episodio de avenida. Pero muchos mapas de riesgo que se están dibujando para cumplir lo que nos exigen la Ley del Suelo de 2008 siguen utilizando un método que no representan realmente las áreas de riesgo de inundación. Y esto tiene implicaciones económicas, sociales y jurídicas de primer orden. Algo habrá que hacer, ¿no?