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Nupcias y fornicios

Antes de que el Bloc decidiera no establecer alianzas con Podemos „una decisión legítima pero que, inevitablemente, le retrata„, antes de eso, digo, las Corts se fueron de excursión a Madrid e invitaron a una comitiva de periodistas como en una excursión del Inserso, muy anticipada. A la sesión del Congreso «para la toma en consideración de la reforma del Estatut» „un clamor en la calle„, al que asistieron uno de cada siete miembros de la honorable institución (si cobraran por productividad, les habríamos de pagar con cromos de las chocolatinas), no fue invitada La Veu del País Valencià, diario digital en valenciano, el único que yo sepa. Y eso que Enric Morera es el presidente de las Corts.

Tampoco quiero exagerar la anécdota, sería trabajar para la competencia, pero cosas como estas, la renuncia a la nupcias del Bloc (si la chica es de otro pueblo) y el anuncio de Mònica Oltra (los mejores reflejos en la crisis de los refugiados) de que ella también puede presentar su propio combinado, o beber sola, nos devuelve a las semanas en que se cocinaban pactos y repartos. Eliminen la angustia: son las formas de la política, las usuales, que consisten en sorprender al adversario, y más aún al aliado, con un cambio brusco de posición que anule el marcaje y conceda una ventaja. La política se parece mucho más al fútbol que a aquello de lo que se disfraza: el debate ciudadano.

También son muy conocidos los dos ejes de su acción normal: la ganancia de poder y el reparto de los despojos: a costa de quien sea. Eso lo hacen todos los políticos y se sabe que ha aparecido uno bueno porque consigue, de todos modos, cambiar algo o conservarlo, si merece la pena. Churchill decidió resistir a Hitler mucho antes de saber si tendría los medios. Cuando tenía dudas miraba a su gato Nelson y sabía que todo estaba bien. Y engrasaba su pistola. Ahora resulta que sólo uno de cada cinco catalanes cree que Cataluña será independiente ¿Y entonces para qué tanto ruido? Para seguir con el tira y afloja, qué coñazo, y la «obediencia coreográfica», que diría Félix de Azúa.

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