El 27-S no se decide la independencia de Cataluña, ni siquiera el discurso binario sostenido por el dilema maniqueo de independentismo SI versus independentismo NO. El 27-S se decide si se rompe la ley del silencio de los otros, en clave de Amenábar; aquellos que no comulgan con la idea de que su identidad tiene que conducirles ineluctablemente a la independencia.

Los otros, ese 26% que forma la categoria de No saben/No contestan según el CIS son, como diria Coixet, «las sombras que se arrastran en silencio como los de La invasión de los ultracuerpos, fingiendo que son como los demás». Los otros, esos que Tocqueville describiria como hibridos dominados por la teoria y práctica de la espiral del silencio, desarrollada posteriormente por Noelle-Neumann.

Estos son los que interesan, los otros, ahora o nunca, para romper la tendencia inquietante de la inhibición insuperable frente a la visceralidad cainita propiciada, al fifty-fifty, por el discurso del oficialismo nacionalista victima del 3% y el enroque del inmovilismo monclovita.

¿Hay todavia vida inteligente más allá de Don Quijote y Tirant lo Blanc o seguimos practicando la fe del carbonero y del fait acccompli a base de bonos basura no descontables por el BCE?

La vida inteligente es el pacto fiscal blindado, el ensanchamiento de competencias acotadas y la práctica del acatamiento a la ley democrática. Que la fatiga de materiales o el desistimiento consigan allanar el terreno al efecto-rodillo del dia de después nos llevará a visualizar, una vez más, La noche de los cuerpos vivientes propiciando asi la no participación en la reforma constitucional, tras las elecciones generales. En esa fecha los del 27-S ya habrán formateado sus posiciones, salvo como Estado asociado o en la cola del Tribunal Constitucional colapsado.

La tercera via del despeñamiento es la negociacion a la griega. La bajada de bandera estelada es 64.000 millones de euros de deuda catalana, endeudamiento anual de 7.000 millones de euros, 20 % de reducción de recursos educativos y sanitarios, prima de riesgo situada en 300 puntos básicos, otros 5.000 millones anuales para los desempleados catalanes y en torno a 20.000 para los pensionistas.

¿Alguien da más? Les jeux sont faits. Rien ne va plus !