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Julio Monreal

El vencedor derrotado

El soberanismo convirtió las autonómicas en un plebiscito. Ha ganado las primeras pero ha perdido el segundo. Y seguirá intentándolo, porque ya es tarde para desandar el camino.

Las elecciones autonómicas en Cataluña dejan unos resultados que, en lo sustancial, no han variado con respecto a las de 2012. El bloque soberanista gana claramente en escaños, 72, aunque no en votos. Y en vista de que había preparado y convocado los comicios como un plebiscito sobre la independencia, el vencedor de las elecciones no ha alcanzado sus objetivos. La foto fija de la política catalana ha de ser interpretada, en este sentido, como una ralentización del proceso soberanista. Son muchos los partidarios de la independencia, eso es evidente, pero aún no son suficientes, no han logrado sumar a su proyecto al número de ciudadanos que esperaban incorporar a sus filas esta vez para hacer posible la apertura de la negociación definitiva con Madrid de cara a la separación entre Cataluña y España.

Entre los ganadores de las elecciones están desde luego los de Junts pel Sí de Romeva, Mas y Junqueras, aunque el todavía presidente de la Generalitat depende ahora de otro de los vencedores, la CUP, para ser investido, y no pinta bien para él. Ciudadanos, de Albert Rivera e Inés Arrimadas, come votos al PP y al PSC-PSOE y se coloca en una posición inmejorable para dar un salto en las elecciones generales de diciembre. Los populares han pagado sus errores, especialmente los de Rajoy, y los socialistas dan gracias por no haber perdido más escaños. Sobre la marca catalana de Podemos ya se ha encargado Pablo Iglesias de decir que ha cosechado un gran fracaso.

¿Y ahora qué? Más de lo mismo. El bloque soberanista continuará intentándolo hasta que lo consiga, con el proyecto independentista prioritario sobre de la gestión y solución de los problemas de los ciudadanos. Pedro Sánchez tratará de sacar partido de la situación al ofrecerse como el único capaz de reconducir el proceso con una reforma constitucional, de retener a Cataluña en España con un nuevo marco. Per0 llega tarde. Muchos lazos están ya rotos y la sensibilidad, a flor de piel. Las cosas ya no se pueden arreglar con inversiones extra, como se hacía con Pujol.

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