En el año 2000, al comienzo del milenio, 189 países miembros de Naciones Unidas (ONU) acordaron los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el primero «erradicar la pobreza extrema y el hambre». Una de sus metas es reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. Llama la atención, que se firmen los ODM en 2000 y que sus estadísticas comiencen a contar diez años antes (1990). Esta paradoja contable debería de subsanarse para disponer cuenta exacta del cumplimiento o no de este y otros ODM. Así por ejemplo, en el periodo de 1999-2001 habían 902 millones de personas con una nutrición insuficiente, en regiones en desarrollo, y la proyección de ONU para 2014-2016 es de 780 millones, es decir un 13 % menos; muy lejos de la meta ODM. La solución al problema se complica desgraciadamente, cuando se ha duplicado, desde el año 2000, el número de personas (60 millones) que abandonan sus hogares por la fuerza.

Muchos estábamos convencidos que en el primer recorrido del III milenio, estaría la primera generación de la humanidad capaz de erradicar el hambre en la Tierra, y cumplir los ODM; técnica y económicamente es posible. Sin embargo, la sociedad está en otras historias, como el rescate a los bancos, abonar la codicia, incrementar las diferencias sociales, o practicar una solidaridad de salón. Oxfam en 2009, cifraba en más de 8 billones de dólares la inversión global en el reflote bancario, mientras que con el 2 % de esa cantidad podríamos erradicar la pobreza extrema.

Estos días, del 25 al 27 de septiembre, otra cumbre de ONU evolucionara los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que finalizan en 2015, en otros 17 que llamáremos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); el primero de ellos «fin de la pobreza» y el segundo «hambre cero».

A la vez que esto ocurre, investigadores de las universidades de Michigan y Wisconsin (EE UU) demuestran en «JAMA Pediatrics» que la pobreza afecta al desarrollo cerebral de los niños, alterando el crecimiento de la materia gris (cuerpos neuronales y dendritas), donde realizamos el procesamiento de la información, el razonamiento.

Los científicos que estudiaron el cerebro de niños «más pobres», todos estadounidenses, por resonancia magnética, atribuyen estas alteraciones, al estrés, hacinamiento, falta de sueño, carencias de estímulos paternos o ambientales, y por supuesto a una deficiente nutrición. De realizarse el estudio en el África subsahariana, por ejemplo, hubiera resultado todavía más grave que en el país «desarrollado».

Actualmente la tasa mundial de mortalidad de niños menores de 5 años es de 43 por cada 1.000 niños nacidos vivos, sin embargo en 2015, 16.000 niños de esta edad morirán cada día, mayoritariamente por causas prevenibles. El objetivo 4 de los ODM es «reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años», su meta que la disminución sea en dos terceras partes. Entre 1990 y 2015, «datos ONU», la tasa de mortalidad se redujo en un 60 %, 52 % y 31 %, en Asia meridional, África subsahariana y Oceanía, respectivamente; otro objetivo ODM no cumplido.

El 2015, para la ONU vuelve a ser una «oportunidad histórica sin precedente», como en 2000, para erradicar la pobreza, promover la prosperidad y el bienestar de todos, proteger el medio ambiente y hacer frente al cambio climático. También estos días, se publicaba en Nature, por investigadores del Instituto de Química Max Planck (Alemania), que la contaminación atmosférica puede producir 3,2 millones de muertes al año en mundo. Todo ello antes de conocer el escándalo Volkswagen, con la emisión fraudulenta de óxidos de nitrógeno al por mayor, relacionados con enfermedades cardiacas o respiratorias crónicas, y con un aumento en la mortalidad de la población que los inhala.

Si con anterioridad el fracaso de los gobiernos en la erradicación de la pobreza ha sido notable, en los próximos 15 años de ODS, debe de ser la sociedad civil la que lidere y presione a las administraciones hacia un cambio de políticas de inversión, de actividades hacia los más desfavorecidos, «las personas primero» (Pobreza Cero), solo así el impulso generado por unos ODM desgraciadamente no cumplidos en todas sus metas, podrían llevar a los ODS a su objetivo final. Comienza «erradicar la pobreza» versión 2.