Los científicos de la Comunitat Valenciana somos conscientes de la difícil situación económica por la que atraviesa nuestra comunidad, con una deuda pública que representa el 37,6 % del producto regional, lo que supone el valor más alto de España. La renta per capita (unos 20.000 euros por habitante) está un 12 % por debajo de la media de España y ocupamos el puesto 11º entre las 17 comunidades autónomas de nuestro país.

También somos conscientes de que en una región tan empobrecida por la crisis económica como la nuestra los gastos sociales deben tener prioridad absoluta en el presupuesto del gobierno. Por todo ello, aunque la inversión en investigación es un importante motor de desarrollo económico y aunque el gasto de nuestra comunidad en relación al PIB regional (1,02 %) es más bajo de la media nacional (1,24 %) y lejos del de las regiones más desarrolladas de España como el País Vasco (2,1 %), Madrid (1,75 %) y Cataluña (1,5 %), los científicos valencianos no debemos pedir ahora un aumento del presupuesto de investigación sino la racionalización del mismo, evitando gastos innecesarios.

El anterior gobierno en la Generalitat Valenciana del Partido Popular realizó una política de grandes eventos y construcciones que ha contribuido a la ruina económica de nuestra comunidad pero que afortunadamente en gran parte ha terminado. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Centro de Investigación Príncipe Felipe, la Fórmula 1, la Copa del América y el Open de tenis son los más conocidos.

Sin embargo, hay un gran evento que no se ha suprimido, se realiza todos los años y supone un gasto innecesario para nuestra empobrecida comunidad que apenas gasta en investigación. Son los premios Jaime I de investigación y el asociado Alto Consejo Consultivo en Investigación, Desarrollo e Innovación de la Presidencia de la Generalitat, formado por la acumulación de los premiados de todos los años por lo que puede tomar un tamaño explosivo. En estos grandes eventos de investigación científica hay una pequeña contribución de empresas, pero el gasto que suponen las dos fundaciones que los gestionan, la Fundación Premios Jaime I y la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, es considerable, estimado en 2 millones de euros al año.

Estos premios fueron creados en 1989 para la promoción de la investigación y el desarrollo científico en España, como si a la Comunitat Valenciana le sobrase el dinero, fuera líder en investigación y quisiera dar ejemplo al resto de España. Pero es que además son redundantes con los Premios Nacionales de Investigación, que se comenzaron a otorgar por el Gobierno español a partir del año 1982 (mucho antes que los Jaime I) a investigadores de nacionalidad española.

¿Qué hace el gobierno de una comunidad autónoma empobrecida y que invierte poco en investigación compitiendo con el Gobierno de la nación en dar unos premios a investigadores españoles? Pues simplemente colmar la vanidad de los organizadores del gran evento y sus invitados, que pueden saludar a los miembros de la familia real que acudan cada año (a veces ha sido Undangarin). La utilidad de los Premios y del Alto Consejo Consultivo para la ciencia valenciana ha sido prácticamente nula.

Por todo ello pedimos a la Presidencia de la Generalitat Valenciana que cancele estos últimos grandes eventos que quedan en nuestra comunidad, que cierre las dos fundaciones que realizan el gasto y que destine el presupuesto malgastado en ellas a aumentar el exiguo presupuesto de becas y proyectos de investigación. No se nos escapa que hay una gran personalidad, siempre protegida por el Partido Popular, que está detrás de todo lo que proponemos suprimir: Santiago Grisolía. Pero este señor tiene ya 92 años, está muy alejado de la realidad de la ciencia y ya es hora de que se jubile y deje de gastar dinero de los valencianos para actividades perfectamente prescindibles.