El escándalo de Volkswagen ha puesto en el punto de mira a la compañía alemana y ha desatado una crisis en el sector del automóvil. El grupo se enfrenta a una sanción multimillonaria por instalar en sus vehículos un programa informático diseñado para falsear los límites de las emisiones, según la agencia estadounidense que se encarga de la protección del medioambiente. El ya expresidente de la compañía, Martin Winterkorn, podría afrontar problemas legales si se demuestra que conocía el engaño. Volkswagen habría sido avisada al menos en dos ocasiones del fraude O sea que la industria alemana no solo es eficiente, sino también sinvergüenza.

Esta circunstancia nos permite volver a insistir en los problemas ecológicos que produce la utilización de combustibles fósiles. Congreso tras congreso de ecología certifican que el planeta está sufriendo por ello. De ahí el incremento de huracanes, lluvias y otras consecuencias de la manipulación humana de la atmósfera.

Se hace necesario insistir en que las personas caminen por las ciudades, utilicen la biblioteca o los transportes colectivos. Algunas ciudades de China y Latinoamérica han tenido que decretar la prohibición temporal del uso de automóviles y en otras europeas ya no se puede utilizar el coche privado por el centro de la ciudad. Londres es un ejemplo al respecto.