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Movimiento ascético

La gastronomía ha muerto, proclamaba Arturo Pardos, duque de Gastronia, arquitecto, dibujante, autor de un par de libros „«El ocaso de las paellas» se llama uno„ que no reflejan, ni de lejos, la enjundia de un personaje que, de vez en cuando, proclamaba: «Los mejores clítoris son los de Badajoz». O: «Para que la paella salga bien tiene que contener un numero impar y primo de granos». A su lado, la duquesa y cocinera de cuando tenían La gastroteca de Stephane y Arturo (cocido con jamón ibérico, por contrato). Quién sabe, igual tiene razón: hay por ahí tipos honorables que andan proclamando la muerte de la novela o del arte o la, por desgracia, mucho más probable, extinción del atún rojo.

Nos había reunido a doce hombres justos en su taberna del Cabanyal „Casa Montaña„ Emiliano García, que también consiguió sacar de Dénia a Miquel Ruiz, la leyenda, el hombre que estuvo en El Girasol y nos descubrió a Ricard Camarena en su piscina de Barx. Como el tema de la reunión era «Cocina: ni muerta ni sencilla», está claro que el autor del epígrafe, un servidor, no comparte la convicción necrológica de don Arturo y, por otra parte, sabe que el circo mediático, los cocineros estrella y los menús de 600 euros volverán (no se han ido del todo) en cuanto circule el dinero: porque halagan el sentimiento de diferenciación. Me apoyo en Fernández Armesto y Marvin Harris. El Duque de Gastronia se refería, siempre a Ferran Tellado o Corín Adrià, qué maligno. Los galácticos nunca comen su comida, por cierto.

O sea, que lo que echa en falta Arturo Pardos es, tal vez, aquella gastronomía muy profesional y burguesa que convertía los restaurantes en centros de placer. Eso se lo cargó la aceleración, el ilusionismo tecnoemocional y algunos cocineros han reaccionado, como Joaquin Schmidt, presente en el coloquio, con movimientos ascéticos: se lo hace todo, viste y se mueve como un chaval. Como Miquel Ruiz, el Baret de Miquel (semanas de listas de espera) que, grande y tímido, tiene más sonrisa de niño juguetón ahora que veinte años atrás: hace lo que le divierte y le da la gana.

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