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El amigo de la Sra. Oltra y la Sra. Oltra

La vicepresidenta sigue mirando por el retrovisor. Tal vez sería hora de volver la vista hacia delante, buscar la cooperación de toda la sociedad y no situar a los empresarios bajo el signo de la sospecha

No se arredró el bueno del agricultor Vicent Martí ante un auditorio integrado por lo que para él deben ser enemigos de la sociedad, así, en general: empresarios, políticos, periodistas y otras gentes de mal vivir. El cóctel perfecto para el mitin antisistema perfecto. Su misión, la de Martí, era presentar a Mónica Oltra ante tan lastimoso auditorio, pero va, pa qué, el bueno de Vicent se puso a gusto en su revancha personal ante los desconcertados pero muy educados ciudadanos allí presentes. «No soy una política convencional. Mis presentadores tampoco lo son», se excusó Oltra al término de la desubicada arenga. Lo que no dijo „y los periodistas no tuvimos reflejos para preguntar„ era si ella compartía las opiniones de su presentador... o no.

Fue una pena que la siempre brillante oradora Mónica Oltra invirtiese la impagable oportunidad de contar con un auditorio entregado, representante de buena parte del PIB nacional valenciano y de las decisiones que lo gestionan, para cuestionar burdamente su honor comportándose cual líder político en final de campaña. Hubiese sido más valioso presentarse con altura política como vicepresidenta del Gobierno de todos los ciudadanos, incluyendo a sus aborrecidos empresarios, directivos, políticos convencionales y periodistas, quienes con sus impuestos también contribuyen „como el resto de los contribuyentes„ a financiar las políticas de los gobernantes, incluso cuando las juzgan incongruentes. Tal vez, y dado el perfil del auditorio, más que aquella especie de ajuste de cuentas „muy sentido, eso sí„ habría sido mas beneficioso para los intereses generales de la Comunitat Valenciana que la vicepresidenta, en la raya de los 100 días en el Gobierno, hubiera informado de su política económica y de sus proyectos para facilitar a las creación de empleo y la contratación de trabajadores, una cuestión no menos relevante que cualquier otra.

En todo caso, mejor opción que con ligereza sublime tildar de «barbaridad inviable» un multimillonario proyecto inversor privado „el del Parque Mediterráneo de Paterna„ para intentar proteger al también honrado pequeño comercio que, desgraciadamente, se ha quedado atrapado en el tiempo sencillamente porque la gente „también su gente, señora Oltra„ opta por hacer sus compras en el híper (y si es en fin de semana, mejor, que los horarios de trabajo en el mundo privado son muy limitativos). Y eso no lo van a cambiar Oltra ni los suyos por más que se empeñen: poner puertas al campo no suele funcionar€

También habría sido útil que en lugar de la retahíla de agravios aireados por su amigo, la vicepresidenta hubiera informado, por ejemplo, de sus planes concretos para favorecer la creación de pequeñas empresas de autónomos que alivien la situación de tantos miles de jóvenes desempleados valencianos al borde de la desesperanza, sin futuro (ni presente) laboral. O exigiendo y obteniendo mejoras fiscales para pymes y autónomos... Y podríamos seguir con la vasta agenda valenciana de insuficiencias económico-empresariales cuya urgente resolución es imprescindible para resolver el inmenso problema humano del paro que está conduciendo a la desestructuración de nuestra sociedad. Cuestiones todas ellas que desde luego habrían atraído más la atención y el agradecimiento de los asistentes que fervorosamente aceptaron la invitación de acudir a escuchar a la vicepresidenta a las 9 de la mañana a Las Arenas y que se (nos) desayunaron con un inopinado y en absoluto amable rapapolvo a justos e injustos (nada de presunción de inocencia).

Defendió la vicepresidenta en su discurso la «política de gestos» que está aplicando su Gobierno en estos primeros y balbuceantes primeros meses. ¡Por supuesto que son importantes „y sinceramente loables„ las medidas sobre el copago sanitario, la tarjeta de los inmigrantes, los comedores escolares y demás reparaciones sociales! (por cierto, ¿cómo va a financiar todo ese incremento de gasto público? No olvide lo que finalmente ha debido firmar Alexis Tsipras al final de la (su) escapada€). Igual de importante que esos gestos es una política económica encaminada inequívocamente a reducir la tasa de paro y favorecer el trabajo en las empresas, pequeñas, medianas y grandes, que son las generadoras de empleo.

La sociedad valenciana, y no solo los empresarios, está en ascuas esperando las grandes decisiones que su anunciada «reforma del modelo productivo» va a provocar para relanzar la economía de este país. En fin, póngase las pilas la nueva Administración autonómica y cuente con todos porque el tiempo pasa volando y las próximas elecciones ya están ahí, a la vuelta de tres años y medio.

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