Ha nacido una nueva estrella fugaz y no estoy hablando de los jóvenes protagonistas de La Voz Kids que a su corta edad, seguro que tienen un léxico más rico que el nuevo bufón adquirido por Mediaset. Desde que abandonó la casa, la audiencia de GH se ha resentido pero con su omnipresencia en los platós de Fuencarral la expulsión ya está más que rentabilizada. Maite se ha convertido en el último personaje creado en esa gran fábrica de chonis que es GH, una señora que resulta la típica madre enrollada que habla demasiado de sexo y de la que cualquier hija se sentiría avergonzada ante sus amigas si se la encontrase en una discoteca. Una mujer madura que se dedica a conducir autobuses mucho mejor de lo que habla y cuya existencia bien merece una revisión del tocho cheli que recoja la jerga del extrarradio obrero de Pamplona donde reside esta mujer.
Pero más que cómo nombra a las cosas lo que me realmente me inquieta es lo que dice, porque el pasado viernes me fui con un malestar terrible a la cama. La culpa fue mía por permanecer atento unos minutos a la entrevista que protagonizó en el Deluxe. Pensaba que habiendo crecido con Crónicas Marcianas estaba preparado para todo en el mundo del corrillo televisivo, pero el testimonio de Maite contando cómo es su vida escatológica supone ya un techo en la franja menos infantil de la televisión. Así descubrí cuanto tiempo le dedica a la limpieza de su esfínter después de hacer sus necesidades y lo que resultó más innecesario, cómo lo hace, con todo lujo de detalles rectales€ Sí, en principio provoca risa, pero en directo malestar y más con el broche final de hojalata en el que confesaba tener unas excesivas flatulencias con la que no sufre, todo lo contrario, porque le suponen un gran entretenimiento olfativo en la cama.
Para que os hagáis una idea, tan afectado estoy, que después del Debate deseo que llegue el día de mañana para ver a Bertín Osborne y saber que responde la Bordiú a la pregunta de si su abuelo era bisexual, que después de lo vivido me sabe a alta cultura€
